En febrero de 2000, un tribunal absolvió a M.D.P., una joven de 25 años que estaba acusada de matar a su hijo por haber intentado abortarlo. El caso había ocurrido en diciembre de 1998, cuando la mujer tomó y se colocó pastillas para provocarse un aborto, cuando cursaba el séptimo mes de gestación. La maniobra no dio resultado, ya que el niño nació vivo pero con graves problemas respiratorios que le causaron la muerte 5 días después. La joven había ocultado su embarazo y cuando fue detenida (situación en la que permaneció más de un año), justificó su acción aludiendo que ya tenía otro niño y que no quería tener otro más.
En la sentencia que la absolvió, dos jueces entendieron que la mujer quiso matar al feto, pero como la criatura nació viva, no consiguió su propósito y por eso consideraron que no debía ser castigada. El otro juez opinó lo contrario.
Condenadas
Rosa Olmedo, una maestra jardinera de 25 años, fue condenada a prisión por haber sido encontrada culpable de degollar a su hijo recién nacido en su casa de la Villa Mariano Moreno, en Chimbas. El hecho ocurrió en noviembre de 1998, cuando la docente llegó al hospital Rawson en ambulancia, con una pérdida de sangre importante. Como la Policía sospechó de un aborto, fueron hasta la casa y allí se encontraron con el cuerpo de un varón degollado. Otro caso similar ocurrió en abril de 2008, cuando Mónica de los Ríos, de 32 años y su madre Elda Espejo, de 57, fueron condenadas por haber asfixiado y luego descuartizado a una bebé que la primera había dado a luz en su casa de Concepción. En ambos casos, la Justicia consideró que se cometió homicidio agravado por el vínculo y desecharon la figura de la psicosis puerperal como atenuante de los hechos.