Según la prensa italiana, Francisco llegó a alarmarse y quedar preocupado tras el Sínodo en el que se proclamó una apertura, pero no tan amplia, sobre asuntos vinculados con la sexualidad y el matrimonio. El Papa quedó preocupado por un Sínodo áspero y hostil donde hubo duros debates, aunque al final se le haya bajado el tono a la apertura a gays y divorciados.

El Papa admitió que las "animadas discusiones" no estuvieron exentas de "tensiones y tentaciones", como la de la "rigidez hostil", a la que definió como la actitud de "querer encerrarse en lo que está escrito". Ecuánime, dijo que esas tentaciones provienen tanto de sectores que calificó como "tradicionalistas" como de los "denominados progresistas y liberales".

El Pontífice adelantó que las proposiciones deberán ahora ser "maduradas y analizadas" por las diócesis de todo el mundo, antes de que los debates se profundizen en un nuevo sínodo que tendrá lugar en octubre de 2015. "Sínodo, malhumor y hostilidad entre los prelados: Francisco preocupado", tituló el Corriere della Sera.

La tesis que prima en la prensa especializada italiana es que la estrategia de comunicación del Papa sobre los debates fue demasiado riesgosa: el hecho de que todas las intervenciones se hicieran públicas sobreexpuso a los obispos y al propio Mario Bergoglio.