El funeral que se realizó ayer en la destruida catedral capitalina por una de las víctimas del terremoto, el Arzobispo católico de Haití, Joseph Serge Miot, se convirtió en una ceremonia para muchos que no pudieron recibir un entierro digno, según expresaron distintos religiosos. No obstante, no todo transcurrió en paz, ya que al finalizar la ceremonia, grupos de ciudadanos expresaron su malestar frente a la gestión del presidente haitiano Rene Preval. El mandatario nacional asistió junto a sus ministros al funeral del arzobispo. Mientras se retiraba del lugar, personas enojadas por la lenta entrega de ayuda lo empujaron y atacaron su auto, mientras algunos jóvenes le pedían a gritos la renuncia. Además de Preval, asistió a la ceremonia el Arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, entre otros. “Le pido a Dios que para todos aquellos que encontraron la muerte con el sismo, que les dé consuelo a sus familias, que en muchos casos no han podido dar una sepultura digna a sus seres queridos”, reza en la misa el presidente de la conferencia de obispos de Haití, Louis Kébreau. En un mensaje enviado al presidente de Haití, el papa Benedicto XVI exhortó ayer a la población de Haití a la calma para facilitar la llegada de la ayuda humanitaria. “Rezo para que el espíritu de la solidaridad esté presente en todos los corazones y que la calma regrese a las calles para que la ayuda generosa que llega de todos los países lleve el alivio a las personas que hoy tienen necesidad de todo y que tengan la tranquilidad de saber que toda la comunidad internacional se ocupa de ellos”, aseguró. Benedicto XVI escribió de su puño la carta al presidente haitiano y al presidente local de la Conferencia Episcopal de Haití, el arzobispo Louis Kerebreau, para manifestar su cercanía con la población víctima del terremoto del pasado 12 de enero y animar el trabajo de los equipos de socorro.