�La Iglesia advirtió ayer sobre problemas de adicciones severas y el aumento del tráfico de drogas en los barrios empobrecidos, y atribuyó esta situación a la ausencia del Estado y al “poder de extorsión y corrupción” de los narcos.
Monseñor Fernando Maletti, Obispo de Merlo y representante episcopal para la Pastoral de Drogadependencia, ratificó la oposición de la Iglesia a la despenalización del consumo de estupefacientes y reclamó medidas urgentes para erradicar “las mafias” del narcotráfico.
“La droga se ha instalado en todo el arco social, es transversal a todas las categorías sociales, pero de un modo especial son los pobres los que sufren el flagelo de la droga”, sostuvo el obispo a la agencia de noticias DyN. “Cada vez más madres de las villas vienen a contar que no saben cómo ayudar a sus hijos que han caído en el consumo, que tienen miedo de denunciar dónde se vende la droga o que son testigos de muertes por enfrentamientos entre bandas que comercian”, dijo. “Hay un dolor muy grande en papás y abuelos que ven a sus hijos y nietos que mueren por sobredosis”, agregó.
Atribuyó esa situación de desborde en los barrios empobrecidos al “poder de extorsión y corrupción de los grupos criminales” del narcotráfico. “El drama de las drogas está instalado en los barrios más pobres, destruye a las familias, siembra miedo y desconfianza en los vecinos, aleja a los chicos de la escuela y el trabajo, porque tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del negocio, y también hay gente que vende drogas para subsistir”, aseveró.
Maletti dijo que existe “ausencia del Estado” en el tratamiento de esta problemática, aunque reconoció que los organismos estatales “hacen lo que pueden para combatir este flagelo”. El responsable de la Pastoral de Drogadependencias reclamó mayor presupuesto para apoyar a las organizaciones que trabajan en la recuperación de adictos