“Los requisitos de este concurso, como los de todo certamen de belleza, lo único que hacen es excluir, desilusionar y jugar con las expectativas de muchas chicas. También involucran violencia simbólica, que es tanto o más dañina que la física. Todos los años se ve a muchas jovencitas llorar por no alcanzar la estatura mínima, o cómo los organizadores de las elecciones departamentales descartan a una postulante porque le falta terminar el secundario. Esto no es más que jugar con las ilusiones de un grupo etario vulnerable. Más ahora que Turismo involucró a las escuelas secundarias en la búsqueda de candidatas, lo que puede desencadenar rivalidad entre las propias compañeras”.
