(chica a la izquierda con musculosa en tonos celestes y azules)
 
Analía Rosales, a los 42 años descubrió que la música le daba ese lugar que su retraso mental siempre le había retaceado. No es lo único que encontró de la mano de las canciones que empezó a interpretar en los ensayos en el Espacio Integrador Braille. También se dio cuenta que el cajón peruano y el güiro le fascinan, tanto que no sabe con cuál instrumento quedarse cada vez que el grupo comienza a sonar. Por eso toca los dos y se ha propuesto hacerlo cada día mejor. La materia pendiente que tiene ahora que ya domina estos accesorios de percusión, es probar suerte con el redoblante.
 
Su predilecta era hasta ahora la música folclórica pero con el profesor y sus compañeros del taller ha comprobado que hay otros ritmos muy divertidos.
 
Ella, que es vidente, llegó al taller por sugerencia de su psicólogo. Y fue, una enorme oportunidad para animarse a salir "al mundo”.