Master en Psicología Cognitiva -tesis en curso- Universidad de Buenos Aires. Licenciada en Relaciones Industriales Universidad Argentina de la Empresa. Investigadora Asociada Centro de Conciliación Familia y Empresa IAE Business School Universidad Austral. Docente del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral. Con amplia experiencia, llegando a niveles gerenciales, en el área de Recursos Humanos en empresas de primer nivel como Siemens, Cadbury, Stani, Adams, Air Liquide, Telecom Personal, desarrollando una sólida experiencia en Gestión y Desarrollo de Talentos. Revista Oh! tomó contacto con la psicóloga, que en una oportunidad estuvo en la provincia dictando un curso, para que nos dé su opinión respecto a la relación trabajo – familia. La inteligencia emocional puede ser definida como “la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás” (Mayer y Salovey, 1997). Daniel Goleman, quien ha dado al término una difusión masiva, la caracteriza como el conjunto de habilidades que incluyen autodominio, persistencia, capacidades para motivarse y tolerar la frustración. Esta capacidad ha pasado a ser vista como un concepto clave para el desarrollo de las organizaciones. Es hoy una característica altamente valorada en el liderazgo. Se ha evidenciado su influencia positiva en la construcción de un clima laboral armónico y en la percepción de la calidad de vida personal y organizacional. El índice de Entornos Familiarmente Responsables, desarrollado por el Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School de España y realizado en Argentina por la Dra. Patricia Debeljuh y la Lic. Angeles Destefano del IAE Business School, desde el Centro Confye (Conciliación Familia y Empresa) ha puesto de manifiesto el valor del apoyo emocional por parte de los supervisores a la hora de construir entornos laborales culturas familiarmente responsables El estudio en el que participaron más de 900 ejecutivos argentinos posiciona mejor a las mujeres jefas a la hora de desarrollar esta habilidad. Así, el 47 % de los hombres y 51% de las mujeres prefieren el soporte emocional brindado por una supervisora mujer. Esta capacidad del liderazgo femenino, coincide con lo relevado en otros estudios que evidencian que las mujeres prestan más atención a las emociones y son más empáticas y ello está asociado con un estilo de afrontamiento rumiativo centrado en las propias emociones, mientras que los hombres tienen mayores niveles de autorregulación emocional. Las competencias emocionales son un término relativamente nuevo en el mundo organizacional pero poco a poco están haciendo visible su influencia en la mejora de los resultados, en el entorno laboral y en la calidad de vida de los colaboradores. Tienen un impacto claro sobre el negocio siendo claves para el desarrollo de la lealtad y el compromiso de los colaboradores. Sin duda aportaciones como la que presentamos pueden servir de ayuda para tomar conciencia de la importancia de la formación de los ejecutivos sobre estas competencias claves. Mayer, J. D., y Salovey, P. Whatisemotionalintelligence,En P. Salovey y D. Sluyter (Eds), EmotionalDevelopment and EmotionalIntelligence: ImplicationsforEducators. (pp. 3-31). Nueva York: Basic Books, 1997.
