Gente que lloraba, funcionarios que preguntaban y no paraban de hablar por teléfono y periodistas que buscaban algún dato que echara una luz de claridad sobre la dramática situación. En la espera por la llegada del gobernador José Luis Gioja y el resto de los heridos al Hospital Rawson fue todo angustia e incertidumbre, hasta de aquellos que tenían que cumplir su labor custodiando la zona para que el operativo fuera lo más limpio y efectivo posible. Muchos con las caras largas y otros que no podían quedarse quietos por los nervios, todos rogaban que estuvieran bien y fuera de peligro.
Los primeros en llegar hasta el nosocomio fueron los médicos que atendieron al mandatario provincial. A las 16.30 ya tenían definido el protocolo a seguir, mientras un nutrido grupo de efectivos policiales empezó a movilizarse para despejar los alrededores del Servicio de Urgencias y del playón de la Terminal, donde debía descender el helicóptero que venía de Valle Fértil.
Al rato, era un mundo de gente. Hombre, mujeres y niños se concentraron en el playón. En el ingreso al Servicio de Urgencias se apostaron familiares de los heridos, funcionarios del Ejecutivo, intendentes, diputados, asesores y militantes. Todos contenidos por vallas, en un estricto operativo de seguridad para evitar desbordes que pudieran atentar contra el dispositivo médico.
La ansiedad hizo eterna la espera. “¿Sabés algo nuevo?, preguntaba una de las asesoras del Ministerio de Gobierno. Más allá, el intendente Walberto Allende que no podía creer lo de Margarita Ferrá de Bartol, la única fallecida en la tragedia. “Es una pena muy grande”, le dijo consternado a uno de sus colaboradores. Y la senadora nacional Marina Riofrío se mantenía en silencio en la entrada, visiblemente quebrada por la situación.
En el interior, el ministro de Salud, Oscar Balverdi, el director del Hospital Rawson, Armando Rosales; y los médicos interdisciplinarios acordaron una medida especial para no congestionar el servicio. La doctora Marta Torrado salió y le pidió al personal del nosocomio que todos los casos de traumatismos menores fueran derivados al Marcial Quiroga.
El helicóptero empezó a sobrevolar la Terminal a las 18.22 y la muchedumbre enmudeció. “¿Viene consciente?”, alcanzó a preguntar una mujer que lloraba. La aeronave descendió 3 minutos después y cuando la gente alcanzó a ver a Gioja en la camilla, hubo una especie de alivio y estallaron las voces. “Vamos Flaco, fuerza Flaco”, le gritaron una y otra vez para alentarlo y hacerle saber que lo estaban acompañando.
Sin perder tiempo, la ambulancia recorrió unos pocos metros, paró en el andén del Servicio de Urgencias seguida por dos autos que traían al vicegobernador Sergio Uñac y a la esposa y los hijos del primer mandatario. Conmocionados, con el llanto contenido, ingresaron inmediatamente después de Gioja junto al intendente Marcelo Lima, que apenas podía hablar.
Uno de los primeros en hablar con el líder del PJ fue el sacerdote Rómulo Cámpora. “Está bien, me dijo que rezara por él”, contó el religioso.
A esa altura, la incertidumbre seguía carcomiendo. Nadie sabía qué tenía el Gobernador ni el grado de complicación de las lesiones que le dejó el accidente. Si bien habían llegado datos de lo que pasó y del estado de los accidentados, nada era oficial y la situación exigía prudencia hasta el diagnóstico de los profesionales.
Un rato después, el jefe del operativo de seguridad salió y, por instrucción médica, le pidió a la gente que guardara silencio. Gioja salió en camilla, fue subido de vuelta a una ambulancia y llevado a otro sector del nosocomio para que le realizaran estudios de alta complejidad.
Antes de que regresara, Uñac y Rosales improvisaron una conferencia de prensa que trajo algo de tranquilidad. Los funcionarios se acercaron, para escuchar sin intermediarios el primer parte médico oficial (ver página 7) sobre la salud del Gobernador, Pérez y los otros dos heridos, el diputado nacional Daniel Tomas y el piloto Aníbal Turiz, que en ese momento estaban siendo trasladados por tierra desde el Valle.
Anoche, al cierre de esta edición, unas 200 personas permanecían en el lugar. En una sala especial, la familia de Gioja estaba acompañada por Uñac, intendentes, diputados y ministros.