Son muchas las leyendas e historias de brujas que hay en tierras albardoneras. Las más conocidas tienen que ver con rituales y prácticas esotéricas en el Villicum, donde en varias oportunidades encontraron restos de cenizas, velas, fotos quemadas y muñecos de vudú. Tanto eco tuvo este tipo de cosas con los años, que un artista del departamento construyó una cruz gigantesca cerca del cerro, y la Iglesia la bendijo, como una forma de protección. También es muy conocida la versión de La Vieja, una mujer que supuestamente aparece en la localidad albardonera de El Rincón y, de la nada, se mete en el asiento de acompañante en los vehículos de quienes viajan solos por allí en plena noche, espantando a todo el mundo. En el hospital del departamento intentaron ayer desacreditar esos mitos. Y el director del centro de salud, Walter Antuña, hasta se permitió una humorada ayer por la mañana: “Dicen que todas las brujas terminan acá en Albardón, pero que en realidad a los nidos los tienen en Jáchal”, comentó. Y agregó luego, en otro tono, que “es muy atractivo todo este folclore sobre brujas que hay en el departamento, pero este caso -por el de ayer- es un tema de salud”.