Todos los días se cerciora de echar en la mochila un elemento indispensable para el estudio: un grabador de mano. Tiene 19 años y nació no vidente por un problema congénito. Está cursando el primer año de Abogacía. Graba las clases para no perderse detalles. ‘Nunca rendí un examen de manera escrita, sino siempre de manera oral. Y grabo todo, incluso mis compañeros colabora conmigo de esta manera. Ellos resumen los apuntes y luego se graban leyendo ese resumen para pasarme la grabación. Por suerte cuento con el apoyo de ellos y de los profesores, y también con las herramientas que nos brinda la universidad para poder estudiar. Los no videntes contamos con un programa que transforma un documento de word en mp3, algo que nos es de gran ayuda. Y ahora, nos dan una notebook que me viene bárbaro porque tenía una pc de escritorio’, dijo Antonio.