Arrancaron antes de que salga el Sol, ataviados con ponchos y botas. A las dos horas de camino tuvieron que cambiar el atuendo por camisa y alpargatas. Pero recibieron jugos, gaseosas, mate, semitas y sopaipillas de parte de la gente que, también apretujada bajo cualquier sombra, aguardó su paso para alentarlos con aplausos y gritos. Luego de siete horas de travesía, los cerca de 4.000 jinetes llegaron a la Difunta Correa para completar la 21ra edición de la Cabalgata de la Fe. Y lo hicieron junto a visitas especiales, como miembros de la Guardia de Honor de Granaderos a Caballo y el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
Haciendo señas con una bandera argentina, una familia les indicaba a los gauchos que tenían jugo fresco para convidarles. Invitación que casi todos los jinetes aceptaron gustosos, provocando que la cabalgata volviera a detenerse como lo hizo unas cuantas veces antes y por el mismo motivo: aceptar bebidas frescas para mitigar el calor que a eso de las 10 de la mañana era insoportable. Tanto para los gauchos como para la gente que se ubicó en la ruta para verlos pasar.
Algunas familias a esa hora ya tenían el asado listo para invitar al gauchaje con un pedazo de pan casero. Otras, a pesar del calor, les convidaron mate con sopaipillas para mantener la tradición.
En la marcha iban todos agobiados por la temperatura. El día anterior habían cabalgado desde las 15 hasta pasadas las 20, cuando llegaron a Caucete. Pasaron la noche allí y partieron ayer por la madrugada, para cumplir con el ritual de llegar a Vallecito. Por la tarde hubo un festival de destrezas criollas. Y por la noche empezaba el show de Sergio Galleguillo y Los Amigos, entre otros artistas.
Todo fue bien recibido por los gauchos durante la última parte de la cabalgata, pero no tanto como los gritos de aliento y aplausos que cosecharon a lo largo del camino hasta llegar a la Difunta. Algunas de las mujeres que participaron en la cabalgata no pudieron contener las lágrimas por haber completado el recorrido junto a sus pequeños hijos. Lágrimas que tampoco pudo contener el presidente de la Federación Gaucha Sanjuanina, Enrique Tapia, cuando dio por finalizada la travesía. Se emocionó al contar que, a pesar de que la Cabalgata de la Fe lleva 21 años de realización ininterrumpida, este año fue más gaucha que nunca. Lo dijo mientras los gauchos de Pocito hicieron su paso sosteniendo una bandera argentina de más de 50 metros.
Recién cuando las autoridades pasaron al salón donde se haría el almuerzo, y las delegaciones gauchas se desconcentraron, la gente buscó refugio en las pocas sombras disponibles. El predio de la Difunta ya estaba repleto.

