Un viaje en el tiempo y en el espacio. Eso es lo que se siente al ingresar al Club Sirio Libanés, que está por calle Entre Ríos casi Libertador. El edificio, que ocupa casi toda la cuadra, es un ícono de la arquitectura arabesca clásica. Desde su creación fue uno de los centros de reunión social más importantes de la provincia. Hoy, este lugar cumple 50 años y está catalogado como uno de los lugares gastronómicos más importantes. Y, además, es el único edificio de la provincia cuya estructura se relaciona directamente con el espíritu de la colectividad que lo originó.

Las inmensas columnas, las mayólicas coloridas desparramadas por todas partes, las numerosas escaleras, los balcones moriscos, las cúpulas redondeadas y los enormes arcos recuerdan a esos palacios árabes que aparecen en las películas hollywoodenses. Hasta da la impresión de que una alfombra voladora podría atravesar el patio de Los Leones de La Alhambra, el único sector que sobrevivió al terremoto del ’44. Este lugar es una réplica del que existe en el palacio que está en Granada.

El nuevo edificio fue inaugurado un día como hoy, en 1959. Pero la historia de los libaneses en la provincia comenzó mucho antes. El año 1922 marcó un hito fundamental para esta comunidad de inmigrantes. Fue cuando se resolvió la compra de la sede social. Doce años después, se compró el terreno de calle Entre Ríos, en el que había un viejo caserón de adobe. El edificio del club comenzó a construirse en 1934 y se terminó cinco años después. La estructura arabesca fue concebida como homenaje al esfuerzo y el trabajo de los libaneses en San Juan. Excepto el patio de Los Leones, todo se cayó con el terremoto del ’44. Y empezaron de nuevo.

El nuevo edificio posee un perímetro de 5.100 metros cuadrados. Durante años tuvo uno de los salones de reunión social más grandes de la provincia. Allí se realizaron bailes de egresados, actos de colación de grados y premiaciones de distinta índole. Hoy el lugar es conocido por las delicias árabes que pueden degustarse en el restaurante que está en el subsuelo. Y en alguna época fueron famosos los baños turcos, de los que sólo quedan las estructuras. Además de la confitería, el edificio tiene un salón de billar, un casino y una sala de ajedrez.

El nuevo edificio fue construido gracias al esfuerzo de sus mismos socios, y para la época fue una construcción de vanguardia, por su funcionalidad y exquisita arquitectura. Esto logró que no hubiera otra obra igual en el país y que, en consecuencia, la sede del club fuera declarada Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la provincia de San Juan, en el año 1996.