Los fiscales empiezan su tarea a las 8 de la mañana del domingo, junto con la apertura de las mesas, y terminan una vez que se confeccionaron las actas de escrutinio de cada una. Lo óptimo es afectar un titular y un suplente, de manera que puedan ir alternando en el puesto durante todo el día de la votación.
Para los partidos, tienen un valor vital. Una de las tareas más importante es verificar que a la fuerza política que representa no le falten votos en el cuarto oscuro y reponerlos en caso de ser necesario. Además, controlan la identidad de los electores, que efectivamente aparezcan en el padrón y una vez finalizada la votación, deben seguir de cerca el recuento de sufragios que hacen las autoridades de mesa, chequear que la cantidad coincida con lo que dice el padrón y finalmente, revisar el llenado del acta que se envía a la Justicia Electoral para el conteo definitivo.