-Insulza reconoce ciertas fallas que padece la OEA y aseguró que en este nuevo periodo buscará cambios que permitan procedimientos “más rápidos y más flexibles” que lleven a evitar crisis institucionales como la ocurrida en Honduras. Para muchos, la OEA fue incapaz de resolver la crisis abierta en Honduras a partir del golpe del 28 de junio. El levantamiento de la suspensión de Honduras del organismo continental será uno de los retos más inmediatas del chileno en su nuevo mandato.

-Venezuela teme que la OEA corra peligro de sumarse en la “irrelevancia” y critica al organismo por no escuchar los planteamientos de ciertos países de la región con ideas distintas.

-En este nuevo periodo, a Insulza se le impone la necesidad de reformar la Carta Democrática Interamericana. Tanto venezolanos como nicaraguenses coinciden en que la OEA tiene una Carta que comienza a ser puesta en duda “por factores que aspiran a intervenir con mayor poder en las democracias disidentes”, recordando los golpes de Estado en Honduras, en junio del año pasado, y en Venezuela (2002). El secretario general de la OEA ha propuesto introducir en la Carta mecanismos más flexibles y rápidos para prevenir amenazas a las democracias

-También sus detractores, incluyendo al Gobierno de Venezuela, reprochan que la OEA proceda en ocasiones como un vice ministerio de la Secretaría de Estado norteamericano (ministerio de relaciones exteriores).

-En este nuevo periodo, Insulza deberá sobrellevar el plan de algunas naciones de la región, que pretenden armar un nuevo bloque regional sin la inclusión de EEUU y Canadá, tal como surgió en la reunión del Grupo Río realizada en febrero pasado, en Cancún. A su vez, EEUU reclamó más transparencia a la OEA en temas de presupuesto, contabilidad y contratación de su personal.

-Además, algunos analistas de EEUU advierten que la OEA con su silencio no supo responder al fuerte deterioro de la democracia en América Latina en los últimos años, aludiendo principalmente a la situación de Venezuela.