San Juan, 6 de diciembre.- Cuando la medicina no encuentra mayores explicaciones a determinados hechos, éstos terminan encuadrándose -inexorablemente- bajo el paraguas de "milagrosos". Ludmila, de un año y tres meses, estuvo 5 días atrás al borde de la muerte, sin prácticamente chances y hoy se irá de alta como si nada hubiera pasado.
Según relató a DIARIO DE CUYO ONLINE el padre de Ludmila, Eduardo Botta, el lunes pasado sobre las 17,30 la nena estaba al cuidado de sus abuelos, en una finca de Pocito; y en un abrir y cerrar de ojos, la nena agarró una botella que se encontraba en lo alto de una alacena y bebió un poco de ese líquido, que luego se comprobó que se trataba de un potente insecticida concentrado que se utiliza para combatir las plagas en los olivos.
De inmediato avisaron a Eduardo y la llevaron al Hospital de Pocito, donde le realizaron un lavaje de estómago para luego trasladarla al Hospital de Niños. Allí, ni bien ingresa (alrededor de las 19,30 de ese lunes), tiene un paro cardíaco del cual logran sacarla y queda internada en estado grave en terapia intensiva.
Las malas noticias estuvieron a la orden del día. "Los médicos nos fueron francos y dijeron todo lo mal que estaba, que se podía morir porque su estado era grave", contó con voz quebrada Eduardo.
Hasta ahí, el escenario era dramático e incluso los médicos denunciaron el hecho para que se instruyera una investigación sobre las circunstancias en que la nena ingirió esa sustancia.
Pero sobre las 9 de la mañana del miércoles, Ludmila se despertó, se sacó la mascarilla de oxígeno y gritó "mamá" y "papá". Tras cartón, comenzaron los exámenes de rigor para determinar si le iba a quedar alguna secuela.
La recuperación de Ludmila no podía ser mejor y ayer viernes ya se pasaba por los pasillos del hospital. "Es un milagro, seguro que los médicos ayudaron y mucho, pero esto es un milagro", contó Eduardo.

