Camina por la vereda como si fuera la dueña de la cuadra. Cruza el semáforo cómo cualquier vecino y se alimenta gracias a lo que la gente de la zona le da. Así vive Bety, una cabra que hace 4 años se ganó el corazón del vecindario de 25 de Mayo y Salta, en Chimbas y que vive como si fuera la mascota de todos. ’Vas a ser famosa Bety’, gritaba la gente que transitaba por calle Salta. Es que la mayoría sabe el nombre del animal que pasa todo el día caminando por la cuadra.

Walter Molina es el dueño de la cabra, aunque dijo que fue adoptada por todos sus vecinos. Si hasta los perros de la zona la quieren como si fuera una más del grupo. Incluso Mateo y Abel, dos caniches de una de las vecinas corren a su lado cada vez que ella intenta cruzar la calle. Según los vecinos, Bety hasta los enfrenta si hay alguno que le ladra enojado. ’Cuando se aleja mucho de la esquina, Rocco (uno de los perros que también vive en esa zona) la trae a los ladridos’, dijo una de las vecinas.

Bety llegó a la casa de Walter hace 4 años. Contaron que la trajeron desde Jáchal con intenciones de comerla, pero con el paso de los días se encariñaron y ahí fue cuando decidieron adoptarla como mascota. ’Mi papá tiene familiares en Jáchal y cuando va para allá siempre se trae algún animal para carnear. Pero con Bety fue todo muy raro. Ahí nomás todos la quisieron. Ya pasó el tiempo y es una mascota más. No podemos comerla’, dijo Diego, el hijo del dueño del animal que es quien la suele guardar en las noches para que no duerma sola en la calle.

Bety fue bautizada así, en honor a una vecina. ’Le pusimos ese nombre porque siempre está en la calle, como la señora de enfrente. Siempre lo cargo al marido que sale a llamarla y yo hago lo mismo con la cabra, por eso la bautizamos con ese nombre. Es una broma con la vecina’, contó entre risas Walter y dijo que los niños juegan con ella y le buscan hojas para darle de comer. ’Todos los que pasan por acá la conocen y saben que la queremos como si fuera un perrito’, dijo el hombre.

Según la gente del vecindario come desde lechugas que le dan en la verdulería de la cuadra hasta hojas de las moras. Busca pasto en la cuneta y hay veces que revisa las bolsas de basura para buscar algo de alimento. Estela Aguilera, una de las vecinas que la alimenta contó que todos los días, Bety pasa por su casa a buscar hojas verdes y además que hay veces que los vecinos se molestan con la cabra porque les come hasta las flores de los jardines. Sin embargo, todos sonrieron al contar alguna anécdota relacionada con la cabra y admitieron que es tan cariñosa que nunca la tratan mal.

Bety camina a paso lento, salvo cuando tiene que atravesar la transitada esquina, donde se volvió una de las grandes atracciones. Si hasta pasa tiempo con los efectivos que custodian las oficinas de Anses que hay en esa zona. Contaron que cruza por día varias veces la calle Salta y que parece que supiera cuándo el semáforo la deja atravesar. Salta las cunetas y hasta se recuesta en los jardines de los vecinos. Las personas de la zona coincidieron en que vive la vida de una mascota cualquiera. ’Es como si fuera un perro o un gato. Acá todos la quieren y la protegen. Es la regalona que tenemos’, asegura el dueño del animal.

La cabra mide cerca de 80 centímetros, es blanca con manchas marrones y aunque es dócil sabe defenderse.

Sólo se deja acariciar por gente que ella conoce. Según la gente de la zona nadie se la roba porque ella se para en las dos patas traseras y se pone en actitud de ataque. Uno de los vecinos contó que en una ocasión dos personas la ataron con un cinturón para subirla a una camioneta, pero entre la resistencia que puso la cabra y la actuación de los policías de la Anses, no se la robaron.