Falta de personal y problemas económicos son algunas de las causas que hacen tambalear al 30% de las bibliotecas populares de San Juan, desde hace dos años. Las entidades de distintos departamentos atraviesan duros momentos ya que al no cumplir los requisitos legales, no pueden recibir subsidios de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). La crisis llevó a que 4 de ellas ya cerraran sus puertas.

Ante este panorama la Dirección de Bibliotecas Populares y la Federación de Bibliotecas Populares de San Juan trabajan para implementar un plan de salvataje para que logren retomar, poco a poco, sus actividades.

Contando las bibliotecas Ofelia Zuccoli (Villa de Calingasta), Antonino Aberastain (Pocito), Fray Justo Santa María de Oro (Rawson) y Legisladores Argentinos (Zonda), que dejaron de trabajar por problemas económicos, San Juan tenía 82 instituciones. En la actualidad, de las 78 bibliotecas activas, 23 presentan ante Conabip una situación irregular, tanto administrativa como de prestación de servicios. Éstas representan un porcentaje importante: casi el 30% del total de toda la provincia.

‘En estos tiempos, es cada vez más difícil mantener un voluntariado ad honorem. Toda persona, sea bibliotecario o no, necesita recibir un sueldo. Y, cuando los socios no aportan la cuota o hay desencuentros en las comisiones directivas, se tienen que tomar decisiones tan duras como cerrar la biblioteca‘, dijo María Etelvina Illia de Maimone, presidenta de la Federación de Bibliotecas Populares de San Juan.

Otro de los inconvenientes fuertes que afecta a las 23 entidades es el desorden administrativo que les impide acceder a subsidios de Conabip. ‘Para recibir ayudas, tienen que contar con personería jurídica. Además, deben presentar sus balances y todos los requisitos necesarios. Una de nuestras luchas es conseguir asistencia técnica y administrativa gratuita para que puedan cumplir con lo que se les pide‘, afirmó Illia.

Con pocos socios activos, la mayoría de las bibliotecas afectadas sólo abre dos o tres días a la semana, en un turno único (mañana o tarde), y a lo sumo por dos horas. Cuando la situación roza los límites del cierre definitivo, se trata de atender algunas semanas al mes, para mantener vigente la entidad. Estas fueron las soluciones adoptadas por las bibliotecas José Manuel Estrada, Plus Ultra, 23 de septiembre y Pablo A. del Carril.

A partir de un relevamiento de las distintas situaciones, la Dirección de Bibliotecas Populares y la Federación de Bibliotecas Populares se reúnen desde agosto para ejecutar un plan de salvataje y de fomento. ‘Estamos en negociaciones avanzadas con el Ministerio de Turismo y Cultura. La intención es lograr que aporten fondos para pagar a los bibliotecarios‘, comentó Illia.

Por su parte, Jorge Elizondo destacó los avances que se lograron, hasta el momento. ‘El próximo 25 de noviembre, se reinaugurarán las bibliotecas populares Juan Garramuño y Colola, ambas en Iglesia. También se están armando nuevas bibliotecas como la del barrio Victoria, Quatroppani y María Auxiliadora. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecerlas‘.