Axel volvió a ponerse su guardapolvo a cuadros blancos y celestes y su mochila. Los mismos que llevaba el miércoles pasado, cuando tuvo la valentía de pararse al lado de su padre, que estaba inconciente en la ruta 20, para pedir auxilio después de que la camioneta en que la que regresaban de la escuela volcara. Es que, ayer por la mañana, el nene volvió al jardín de infantes del colegio Juan Ignacio Gorriti. Y fue recibido con carteles, dibujos de sus compañeros del jardín y un regalo de ellos y su señorita. Y en la reja de entrada había un letrero enorme que decía "Bienvenido, héroe".

"Cada vez que va a la escuela los chicos lo esperan y gritan «¡A-xel, A-xel!». Imaginate cómo lo van a recibir ahora cuando vuelva", presagiaba Yésica, la mamá, el sábado pasado. Y no estaba equivocada: ayer por la mañana, sus compañeros lo esperaban alegres y ansiosos.

Unos 15 minutos antes de las 9, horario en que los niños entran al jardín, las mamás se reunieron con la maestra y comenzaron a pegar los carteles de bienvenida para Axel. "Los chicos están muy contentos porque vuelve. Yo les expliqué lo que le había pasado a su compañerito", comentó Sandra, la señorita del jardín, mientras pegaba los dibujos que hicieron los niños para Axel y manitos pintadas con el nombre de cada uno. "Ayer hablamos de la familia y teníamos que hacer un dibujo. Jesús, uno de los chicos, dijo «yo quiero dibujar a Axel», y todos estuvieron de acuerdo", dijo la maestra.

Los niños sólo saben escribir su nombre y los de algunos integrantes de su familia. Pero todos se preocuparon por aprender a escribir "Axel" para poder agregarlo al dibujo.

Esta vez no lo pudo llevar su papá a la escuela (como lo hace usualmente), porque está en reposo en su casa desde el lunes pasado. Pero lo acompañó su mamá. La timidez de Axel al pasar el portón de entrada sorprendió a todos. Pero, poco a poco, el nene comenzó a relacionarse nuevamente con sus compañeros, que le ofrecieron una canción de bienvenida y no se despegaron de él durante toda la mañana. Además, le regalaron una pulsera con su nombre grabado, para que guarde de recuerdo. "Fue un momento difícil lo que pasó, pero hay que rescatar y recordar la valentía de Axel", explicó la maestra.

Después, la seño contó un cuento y, más relajado, Axel volvió a reir junto a sus compañeros, que le mostraron orgullosos los dibujos que le habían hecho. El broche final se dio a la hora de salir de clases, cuando el nene tuvo el honor de arriar la bandera junto a una compañera.