Apenas empezó el día de ayer finalizó la veda sanitaria impuesta por la Comisión Interministerial contra la gripe A. Y aunque desde la entidad aconsejan no ir a lugares donde pudiera haber aglutinamientos, los dueños de locales bailables pudieron abrir sus puertas al público. Pero el sueño que tenían los bolicheros, de que los jóvenes acudieran instantáneamente a sus locales y llenaran sus bolsillos después de dos semanas sin actividad, no se concretó. El sueño fue de los jóvenes, porque la mitad de los que iban habitualmente a estos locales se quedó durmiendo en su casa, según personal y dueños de los establecimientos relevados (datos que contrastan con los revelados por Martín Azcona, presidente de la Cámara de Bolicheros, quien fue más pesimista aún). Esto ocurrió por lo menos en 4 de los boliches ubicados por Libertador entre Urquiza y Matías Zavalla, una de las zonas de esparcimiento de la juventud. Algunos propietarios atribuyeron la disminución de público al miedo que aún se mantiene por la enfermedad y agregaron que practican medidas de seguridad contra la pandemia.
Las dobles filas de autos, postal habitual en esa zona un viernes a la noche sin el acecho de la gripe A, no se observaron en la reapertura bolichera. El amontonamiento de gente en las puertas de los locales buscando un hueco para entrar por temor a que se llenara y los patovicas impidieran el ingreso tampoco existió. En este contexto, hubo muchas mesas vacías en las veredas de estos locales que sirven de previa para tomar algo, ver quién pasa y esperar al resto de los amigos.
Todo esto quedó reflejado en números. Porque a Kitek, cerca de las 2 de mañana, sólo 150 personas habían entrado. En un viernes cualquiera, a esa hora, hay 300 jóvenes. Estos datos fueron obtenidos del propietario del establecimiento, Héctor Pérez, el único que dejó entrar a DIARIO DE CUYO a tomar fotografías en su local. En las imágenes se corrobora las medidas de seguridad que dijo aplicar en el boliche. Allí los mozos trabajaron con guantes, había alcohol medicinal en los baños y sólo ofrecían bebidas en vasos particulares y no en copones para tomar en grupo.
En Up, según uno de los uniformados que custodiaban la puerta, a las 2 en un viernes normal contaban con casi 100 personas y en la madrugada de ayer sólo tenían unas 50. En ese sitio no quisieron dar datos sobre si tomaban medidas de seguridad contra la gripe A aduciendo que sólo los propietarios los podían dar y no estaban en ese momento.
Cruzando la Libertador se encuentra Gandalf. Allí el guardia de seguridad de la puerta dijo que los dueños no querían brindar información ni que se tomara fotos del interior. Lo que se observó es que servía bebidas en copón que compartían los chicos que estaban en la vereda del local.
Por su parte, el propietario de Mongo Aurelio, Ariel Galván, comentó a las 2:15 que había en el interior del establecimiento unas 100 personas y que en un viernes común contaban con unas 200. Además comentó que "en los baños hay alcohol en gel y no se deja entrar a personas con síntomas de gripe". Pero tampoco dejó que se registrara imágenes del interior.
El último local relevado fue Tangópolis. Allí Gustavo Olivares, encargado de seguridad, comentó que sólo había 60 personas a las 2:30, cuando lo común es contar con 100 jóvenes. Y agregó que "tenemos alcohol para el personal, pero no en los baños para la gente".

