Los internos del Hospital Mental de Zonda estaban a la espera de los tres Reyes Magos, pero la visita los sorprendió porque fue mucho más de lo que imaginaban. De repente, temprano por la mañana, llegó un grupo de veinte personas que con total predisposición se dedicaron a pasar con ellos una jornada llena de actividades. Entre baile, bowling, fútbol y hasta acrobacias en tela realizadas en el patio de la institución, unos 40 internos compartieron su mañana con los jóvenes solidarios que fueron a visitarlos.

Una vez dispuestas las mesas y la comida, comenzó a sonar la música y el grupo de pacientes empezó a bailar, mientras los visitantes desplegaban la tela y la colgaban en un árbol en el patio del hospital. Con audiencia en su mayoría femenina, el profesor Ariel González realizaba figuras y las invitaba a animarse y probar subirse en la tela.

Uno de los internos más jóvenes tomó el micrófono y preguntaba a su público qué música prefería para bailar, mientras invitaba a brindar por la visita. La cancha del lugar se llenó de jugadores que corrieron detrás de la pelota peleándola como si fuera la última, y a la hora de los penales el arquero se lució atajando casi todos. En un costado, el bowling fue una de las actividades más concurridas y los festejos cuando tiraban los pinos eran puros abrazos y aplausos.

Con un clima festivo, los pacientes se dispusieron a tomarse fotos y uno de ellos pidió que la suban a su Facebook. Cuando notaron la presencia de DIARIO DE CUYO, los pedidos para sacarse una foto fueron múltiples y posaban solos o en grupo.

Las actividades fueron monitoreadas por médicos y enfermeros junto con un grupo de policías preparados para cualquier inconveniente. Como los juegos se realizaron con total tranquilidad, ninguno debió intervenir.

Las personas allí internadas agradecían la presencia y los invitaban a ir más seguido, ya que muchos de ellos comentaban que habían sido abandonados por sus familiares o que no los visitaban con frecuencia. ‘Las familias no siempre vienen y pueden pasar meses sin que se los visite, eso repercute de forma negativa en su tratamiento‘, afirmó Claudio De Min, supervisor de enfermeros. Juan José Linares, a cargo de la institución, declaró que cuando los pacientes tienen actividades que salen de la rutina, en los días posteriores tienen un buen comportamiento y están más predispuestos a realizar las tareas que se les asigna.

Al final no llegaron Melchor, Gaspar ni Baltazar, pero la compañía y la alegría con que vivieron la mañana fue mejor que cualquier regalo de Reyes.