El buceo en la provincia cada vez pisa más fuerte porque muchas personas se animan a realizar una actividad fuera de lo cotidiano y a pocos kilómetros de la Ciudad de San Juan. Mediante la Escuela de Buceo, los expertos en el tema Raúl del Pardo (43) y Patricia Entz (41) están fomentando la actividad acuática y abriendo el abanico de oportunidades, ya que desde este año han agregado el buceo inclusivo.

"En el agua somos todos iguales", declaró sin rodeos el instructor y director de Cuyo Buceo, la escuela que cuenta con certificaciones internacionales para enseñar la actividad.

Raúl explicó que aquellas personas que tienen alguna discapacidad, en el agua, están en las mismas condiciones que sus instructores. "El agua es muy noble y permite que cualquier persona realice una actividad", amplió.

Oriundo de Puerto Madryn y buzo desde los 12 años, Raúl del Pardo vino a San Juan hace 18 años y echó raíces junto a Patricia Entz. Asegura que las características ambientales de la provincia son ideales para realizar buceo.

Yésica Muratore (29) fue parte de la jornada inclusiva y manifestó lo que sintió cuando ingresó al agua. "Superó mis expectativas. En la inmensidad del dique, olvidé todos los problemas que cualquiera acarrea", indicó.

1era Jornada de inclusión.
 

Por su parte, la ayudante terapéutica del Centro Educativo Terapéutico Esencial (CETE), Paula Nápoli, explicó que todos los chicos que tienen alguna discapacidad disfrutaron de la actividad. "Los que no hablan o tienen autismo pudieron expresar el estado de bienestar que tenían en ese momento", remarcó.

Para practicar buceo en aguas abiertas no hay límite de edad pero Raúl aconseja que desde los 8 años, la persona se inicie. "Nosotros les damos todos los equipos y para entender la charla instructiva, debe tener un grado de conocimiento", aseveró y agregó que por eso hay ayudantes que colaboran para preparar a las personas con discapacidad. También dijo que hay quienes bucean desde los 2 metros y los más expertos o avanzados, hasta los 40 metros, gracias a la profundidad del dique.

"En San Juan no hay épocas para bucear. Tenemos un dique con buena profundidad, accesibilidad y el clima es bueno casi todo el año", indicó del Pardo.

Equipos e instructores en el Punta Negra.
 

En el caso de las personas con discapacidad, al realizar "bautismos de buceo" deben contar con expertos que los equipen en el exterior y los guíen en el interior. Además, si una persona es sordo-muda debe comunicarse a través de la lengua de señas y por este motivo, es que convocaron a un instructor preparado para ello.

"El objetivo de la inclusión es que no se sientan diferentes. Por eso es que realizamos el mismo procedimiento con todos: una charla técnica, ambientación en el agua y adaptación al ritmo respiratorio del oxígeno", sostuvo. Del mismo modo, hay capacitaciones para personal de Náutica, Criminalística y Bomberos.

Yésica aseguró que tuvo miedo al principio pero una vez en el agua, se soltó y supo aprovechar su tiempo. "Me sentía tan chiquita pero tan gigante al mismo tiempo", amplió.

Yésica, la primera joven en silla de ruedas que buceó en San Juan.
 

Cabe destacar que la primera jornada de inclusión se realizó el 22 de febrero del 2019 con el CETE y la idea es que se repita en el próximo verano, junto a la colonia de verano para niños.

"Las personas se relajan y luego de la actividad notamos resultados positivos con los chicos del Centro", informó Paula.

El buceo inclusivo se realiza "por la necesidad de ser iguales", de brindar una actividad que "todos puedan hacer". Esa idea prendió en San Juan y se quedará por "mucho tiempo", según Raúl.