Si bien la yerba está muy vinculada a algunos malestares estomacales, sobre todo la acidez, Valeria Trápaga asegura, que "no es la dueña de todos los males, ni mucho menos. El tema es que el mate no se toma bien, en general se le agrega azúcar, es acompañado por un exceso de bizcochitos de grasa y otros similares, se toma muy caliente y en recipiente y bombilla que no están bien curados o no son del material adecuado". Aquí todos los detalles de los utensilios para tener en cuenta:
La bombilla: Debe ser curva para que busque la boca ( y no al revés). Es ideal que sea de acero inoxidable, plata o alpaca, y de una sola pieza "para no comer yerba". También son buenas las que vienen con resorte y estribo. Un detalle fundamental es que debe ser curada cada 15 días de la siguiente manera: colocar una cucharadita de bicarbonato en agua fría, llevar al fuego hasta que hierve y colocar la bombilla para que suelte todo el sarro y suciedad acumulada.

El mate: El mejor recipiente es la calabaza natural en forma de pera con la base angosta hacia abajo y la boca ancha hacia arriba. No debe estar forrada con ningún material (cuero, piel, carpincho o lo que fuere) porque éste puede humedecerse y contaminar la calabaza. En segundo lugar se ubican los mates de vidrio porque son totalmente limpios, aun cuando están forrados porque aunque se humedezca no toma contacto con el interior.
Deben ser descartados los de acero, enlozados, madera, silicona, cerámica, pezuñas, entre otros.
Cómo se cura el mate: Llenarlo con yerba nueva y agregarle agua a 80¦C como máximo. Dejarlo reposar 12 horas y limpiarlo raspando las paredes con el cabo de una cuchara. Volver a llenarlo con yerba mate nueva y repetir esta operación durante 14 noches. Enjuagar y secar al sol. De esa manera conserva el buen sabor y evita contaminaciones.