Si bien hubo muchos que se quejaron porque consideraron que hacer un asado era parte de la tradición de la Fiesta del Sol en el Autódromo, la mayoría optó por cumplir la regla. Y para matar el tiempo, que antes lo ocupaba prendiendo el fuego o salando la carne, este año la gente optó por los juegos de mesa. Las cartas o el rummy fueron los elegidos para la previa en el cerro.

Para que los juegos fuesen cómodos la gente llevó esta vez muchas mesas y sillas, por eso fue extraño ver al público sentado sobre alguna lona en las gradas naturales. Sobre las mesitas plegables o las conservadoras los adultos, más que los jóvenes, jugaron al póker, al truco o al buraco. Y los jóvenes, para no quedar fuera de esta nueva tendencia, llevaron las notebook o las tablets para jugar al fútbol, al flipper o juegos de guerra.

Debido a la disposición que hizo conocer el Ministerio de Turismo sobre la prohibición de hacer asado hasta después del espectáculo, la gente cambió también otras costumbres. Por eso, además del mate o las gaseosas para la tarde, no faltaron en el cerro los sánguches de milanesa, de jamón crudo, las pizzas o pizzetas, tartas y empanadas. Y todo porque la gente se fue bien preparada para que el picnic de la Fiesta del Sol sea bien completo y no falte nada. Además, no faltaron los vendedores ambulantes que ofrecían helados, pastelitos de queso y dulce y unos enormes semitones que seducían a todos por su delicioso aroma.