El camping del Dique Avalos está en Albardón, pero alejado del centro del departamento. Y es un lugar perfecto para descansar de la rutina de la urbe. Así piensan desde el municipio y por eso realizaron obras para destacarlo como lugar para relajarse. Ya desde la entrada, un toque rústico avisa que el lugar ha cambiado: el portón de alambrado fue reemplazado por uno de madera como el de las estancias de campo. Al entrar, a los pocos metros hacia la derecha una noria que riega un jardín, un piso empedrado y unos asientos sin parrilleros cerca, que sirven para lectura, sorprenden al visitante. Además, unas pérgolas nuevas cubren algunos de los 10 bancos que pusieron en el complejo. Otros bancos del mismo tipo fueron reparados y puestos a 6 metros de la piscina en medio del pasto verde con álamos que dan sombra desde atrás. Y hasta el bufete, la construcción más grande a estrenar, tiene luces tenues para ambientar de relax el sitio. Anoche fue realizada la inauguración oficial de las obras del complejo.
A 8 kilómetros del centro de Albardón, en Las Tapias, con caminos de tierra bordeados de ciruelos, rosales y viñas y con el río San Juan de vecino (en estos momentos sin agua en ese sector) se encuentra el camping. Ya dentro del complejo sólo se oye el ruido de los pájaros, el agua corriendo por una cuneta y el soplido del viento. En el centro del lugar se destaca el nuevo bufete que tiene unos 150 m2. En su interior las paredes en leve tono naranja en su parte inferior y color crema desde la mitad hacia arriba calman la vista. El techo es de madera barnizada y hay pequeños faroles para luz tenue. Los colores de la confitería se repiten en los baños de hombres y de mujeres que fueron reparados, allí se agregó uno para personas discapacitadas. "A estas tonalidades las eligió la intendente", comentó Roberto Boronat, secretario de Servicios Públicos del municipio.
"Además hemos destinado un lugar cerca de la noria que hemos construido para que la gente se reúna a leer", destacó la intendente, Cristina López. Y agregó que "ahí no hay parrilleros y está cerca del jardín que estamos armando".
Además de las obras destinadas a relajarse, en el camping repararon las 27 mesas con asientos fijos y los 32 parrilleros que hay. Emparejaron y pintaron toda la pileta y pusieron 20 luminarias que están sobre pilastras de metal, no como las 8 que había antes sobre viejos postes de madera. Toda la obra costó más de 200.000 pesos. Unos 64.000 fueron solventados por el Ministerio de Trabajo de la Nación y el resto por el municipio. Y se estuvo realizando desde abril.
Hoy la gente puede disfrutar de las instalaciones del complejo que abre de miércoles a domingo. La entrada general cuesta 5 pesos. Y los menores de 10 años y discapacitados no pagan.
