El 8 de abril de 1999 los jueces de la Sala II de la Cámara Penal condenaron a Urbano Deymie, un ex empleado de correo por entonces de 45 años, a sufrir la pena de 13 años de cárcel por promover la prostitución de su esposa y violar a su propia hija, quien a causa de esa relación tuvo una nena que nació con malformaciones congénitas y murió 10 meses después de nacer.
Aquella vez, se habló de que Deymie lideraba una secta religiosa y decía recibir mensajes de un centro parapsicológico. Es más, simulaba estados de transe porque -según testigos- decía ser poseído por espíritus de vivos y muertos. Así conseguía que 9 familias de la ‘Comunidad San Sebastián’ trabajaran 33 hectáreas en Pocito, y le reportaran otros beneficios: Deymie con un socio eran dueños de dos almacenes y dos lomotecas. En aquel juicio los testigos hablaron de que el condenado promovía relaciones sexuales entre miembros de una misma familia o entre los distintos miembros de la comunidad.