�Francisco visitó ayer un cementerio de fetos abortados como parte de su visita al centro católico de atención de discapacitados de Kkottongnae. Francisco se acercó a ‘Taeahdongsan‘, un jardín donde se puede pude ver un estatua de la Sagrada Familia rodeada de cientos cruces de madera blancas que representan a los no nacidos, donde oró en silencio, un lugar que los coreanos denominan ‘cementerio de bebés abortados‘. Corea del Sur cuenta con una alta tasa de abortos, y según los últimos datos oficiales publicados, en 2005 se practicaron 340.000 interrupciones voluntarias del embarazo frente a 440.000 nacimientos. La ley surcoreana del aborto establece supuestos como la violación, incesto, peligro para la salud de la madre o enfermedades hereditarias, y fija el plazo máximo en 24 semanas desde la concepción, pero la mayoría de los abortos no se controlan porque sirve para regular la superpoblación.