Desde que el dique Ignacio de la Roza fue inaugurado durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, el predio que está a un costado de las compuertas se convirtió en un sitio de recreación donde las familias llegaban a acampar, comer un asado o hacer un picnic. Pero el lugar nunca estuvo habilitado para este fin y hay cartelería que así lo indica. Sin embargo, la gente sigue yendo, aún cuando es un sitio peligroso. Es por eso que desde Hidráulica están buscando el modo de restringir el ingreso para evitar que lo sigan deteriorando y que ocurra algún accidente.
Al dique se llega ingresando por la calle que está al lado del Parque Faunístico y aunque hay custodia policial desde hace un año, se puede entrar sin problemas. A esto se suma que hay un parrillero, mesas y bancos de cemento, lo que hace que la gente pueda estar cómoda. Desde Hidráulica dijeron que esto fue construido por los mismos empleados hace varias décadas, pero nunca fue pensado para que el lugar fuera un camping abierto para el público.
Es que el lugar está lleno de peligros. Una pared que no llega al metro de altura es lo único que divide el lugar de las compuertas por donde pasa el agua. Tampoco hay guardavidas, ya que no es un sitio apto para bañarse. "Sabemos que históricamente la gente fue a ese lugar a pasear y lo sigue haciendo. Pero estamos esperando que terminen de acondicionar el predio que está al lado del Faunístico, para cerrar definitivamente este dique", dijo Jorge Millón, al frente de la Dirección de Hidráulica.
En este lugar están todas las máquinas que mueven las compuertas del dique y hay varios generadores de electricidad. Todo está al alcance de la mano, porque no fue pensado para el turismo, tal como sucede con Ullum o Cuesta del Viento. Desde siempre, este sitio fue el centro de ataques vandálicos. En varias oportunidades rompieron la sala de máquinas, y hace unos meses hasta se robaron los cables. Ni la imagen de María Auxiliadora, que estuvo durante años en el mirador del dique, se salvó de los destrozos. "Una mañana llegué y vi que habían roto la Virgen y estaba tirada en el río. Fue cuando decidimos armar una gruta y ponerle rejas", contó Juan Pablo Tello, que trabaja en el dique. Mientras que Lorenzo Herrero, un empleado de Hidráulica desde hace 40 años, contó que los saqueos son moneda corriente, aunque disminuyeron desde que colocaron guardia policial durante las 24 horas.
Todo esto llevó a que Hidráulica cerrara con rejas todo el puente que une este predio con el del Pinar, y además sacaron las escaleras para evitar que la gente que anda en mountain bike circule por el lugar. Esto sucedió el año pasado y generó una polémica entre la repartición y quienes practican el deporte. Millón dijo que se tomaba la medida para evitar accidentes y porque era un lugar de trabajo y no de paseo.

