Hoy hay inscriptas más de 100 fábricas de espumosos concentradas en Mendoza con 82 establecimientos, 7 en San Juan, 6 en Neuquén, 2 en Córdoba y 1 en Chubut, La Pampa y Catamarca. A pesar de no tener anexada la fábrica, muchas bodegas hacen el vino base y le entregan a las fábricas para lograr su vino burbujeante. Hoy unas 120 bodegas en Argentina cuentan con su espumante. Argentina también exporta y lo hace a 80 países pero su fuerte está en Latinoamérica donde Colombia, Perú , México, Brasil y Venezuela gozan de los espumantes. Fuera de Europa, Argentina se ha posicionado fuerte como productor de estos vinos. El consumo en el país ha sido un boom fenomenal. En el 2000 se bebieron 17,4 millones de litros y en la actualidad hemos superado los 40 millones de litros. Argentina en el año 2000 exportaba por una cifra de 7,8 millones de dólares, en el 2010 fue de 14,5 millones de dólares y en el 2014 la cifra supera los 20 millones de dólares. El argentino ha consumido un 20% más de espumantes, unos 40 millones de litros, a razón de un litro per cápita. En cuanto al mercado de China, nuestro país se ha convertido en el noveno proveedor por delante de Chile. Otro dato: las importaciones cayeron. En el 2000 se importaban 2,7 millones de litros y hoy sólo alcanzan a los 60 mil litros. Esto hace que la industria nacional crezca y por la calidad que está recibiendo la gente se incline por esta bebida. Todo este crecimiento se debe en gran parte al beneficio que el sector de la industria recibió del Gobierno nacional. En el 2005 se introdujo el novedoso concepto de sustituir impuestos por inversiones. Se estableció que el pago del impuesto interno del 12% que el Gobierno nacional aplicó a algunos productos quedaba suspendido por 10 años para los vinos espumantes, a cambio de que las bodegas se comprometieran a realizar inversiones al menos 25% superior del valor impositivo que la Nación debía tributar. La presidenta Cristina Fernández prorrogó hasta el 2014 la exención impositiva.