Las paredes de la escuela pintadas en distintos tonos de marrón aún se ven impecables. Los bancos también muestran poco tiempo de uso. Pero en lugar de escucharse el ruido de las voces de los niños o de las maestras dando clases, en sus pasillos se oye las mazas que chocan contra el piso o los techos. Es en la escuela de educación especial Martina Chapanay, de Chimbas, que fue inaugurada hace menos de 4 años, pero sus alumnos hoy sumarán su cuarto día sin clases. Los padres decidieron no mandar a los chicos hasta que arreglaran las cañerías, ya que la semana pasada el agua empezó a fluir por las paredes, las lámparas y el piso de las aulas.

Fue el 23 de octubre de 2006 cuando los alumnos de la escuela festejaron con papel picado y cortaron las cintas de inauguración del edificio, junto a las autoridades del Gobierno. El acto emocionó a muchos de los integrantes de la institución porque hacía 17 años que los chicos y los docentes esperaban tener un edificio propio y con las condiciones adecuadas para el dictado de las clases. Ese día, la escuela fue presentada como "una de las más modernas de la provincia" y, según las autoridades, la inversión para construirla fue de 2 millones de pesos que financió la Nación en el marco del programa 700 Escuelas.

Pero la alegría duró poco. Según comentaron las autoridades del colegio, la semana pasada comenzaron a ver charcos de agua sobre el piso de una de las galerías y en los baños. Mientras que en otro sector de aulas el agua empezó a caer desde el techo, humedeció las paredes y cayeron gotas desde las lámparas.

Según comentaron los trabajadores del Obrador Central, de la Dirección de Arquitectura, que ayer comenzaron a trabajar en la escuela, el problema es que se separaron las juntas de dos de los caños que llevan el agua desde los tanques hasta las canillas. Eso sucedió en los caños de arriba, por lo que los techos quedaron como una pileta llena de agua que comenzó a caer por las paredes. También se rompió una de las cañerías subterráneas, por lo que las baldosas de los pisos se humedecieron y los obreros tuvieron que romper el cemento de las veredas para comenzar a arreglar la cañería.

Autoridades del establecimiento comentaron que, cuando comenzó el problema, el miércoles pasado, los docentes llamaron a los padres para que se llevaran a los niños y no hubo clases en el turno tarde. Tanto el jueves, como el viernes pasado y ayer, los padres fueron los que decidieron no enviar a los chicos a clases. Y hoy, como los obreros estarán trabajando, los chicos tampoco podrán ir. Los padres argumentaron dos motivos: uno es el peligro que implica que los niños estén en espacios inundados; el otro es que, por los arreglos, tuvieron que cortar el agua de la escuela. Este diario intentó comunicarse con las autoridades de Educación para hablar sobre el tema, pero no tuvo respuesta.