El hombre discapacitado y su tío que viven en un rancho de Pocito, rodeados de moscas y ratas, sin luz ni baño, comenzaron a recibir ayuda. Fueron asistidos por la Municipalidad de Pocito, por Desarrollo Humano y el dueño de la finca donde está la pieza los trasladó a un sitio mejor. Ahora repararán la precaria edificación para que Ramón Lara (66) y Miguel Lara (44) vuelvan allí, pero en mejores condiciones. Un equipo de Emergencia Social de Desarrollo Humano visitó a los hombres y elaboró un informe para ver cómo iban a accionar la ayuda. “Hay dos aristas. Una es la asistencia inmediata, pero la otra es el tratamiento de esta gente con el transcurso del tiempo. Ambos necesitan atención psicológica y médica, además de comida, muebles y una vivienda digna. Es un abordaje integral”; dijo Lucio González, director de Emergencia Social.

Los hombres viven en este lugar porque hace un tiempo, Enrique Torres, un finquero muy conocido en la zona de Pocito, los encontró pernoctando en un corral. El hombre les propuso que se fueran a unas piezas que tenía en la finca y que las arreglaran. Pero Miguel y Ramón viven en una situación de abandono total. A pesar de que el mayor cobra una jubilación, dijeron que hay días que no tienen qué comer y en la pieza sólo tienen una cama.

Ante este panorama, ahora están trabajando en conjunto Desarrollo Humano, el municipio y Torres. Lo que se acordó ayer fue trasladar a los hombres a otra casa del finquero que tiene todos los servicios, mientras el municipio repara las piezas en las que vivían. Lo que harán es construir un baño, realizar la instalación de luz y colocar las puertas y ventanas. Por su lado, desde Desarrollo Humano se los asistirá con alimentos, muebles y todo lo que sea necesario para mejorar la calidad de vida de los hombres.

Según contó González, lo que harán en los próximos días es evaluar el grado de discapacidad mental que tiene Miguel para ver cómo pueden rehabilitarlo. Pero también le harán un chequeo médico a su tío Ramón, porque dicen que puede tener algunos problemas de salud. A esto se suma que ya comenzaron a gestionar una pensión por discapacidad para el sobrino y de este modo aumentar los ingresos de los hombres.

Hasta ayer, Ramón y Miguel vivían en condiciones infrahumanas. No tenían luz, ni baños y el sitio estaba lleno de bichos y de basura. Dijeron que a veces limpian cunetas, pero que no les alcanza para comer y que hay días que se la pasan sin un pedazo de pan. Miguel vive con su tío desde que tenía unos 20 años, cuando se murieron sus padres. Desde entonces, ambos deambulan por Rawson y Pocito.