Desde hace tiempo que las autoridades locales venían manifestando su preocupación por el fuerte crecimiento de sobrepeso y obesidad en cuarentena. Pero esa preocupación pasó a otro nivel después de que se declarara a la obesidad como una de las comorbilidades para Covid-19 y San Juan adhiriera a ese decreto publicado en el Boletín Oficial de la Nación. Es por eso que la provincia ya activó programas para bajar el índice de sobrepeso y obesidad.

Si bien en San Juan no se detallan los casos de obesidad en pacientes que contraen coronavirus, y mucho menos en el detalle de fallecidos, en el resto del país y del mundo ya se lo considera a la obesidad como un factor grave. "Es la pandemia que no se ve" consideran algunos y otros, en tanto, lo consideran casi como "tabú". Es que el 25 de septiembre se publicó una resolución en el Boletín Oficial de la Nación en la que se estableció a la obesidad como factor de riesgo ante el Covid-19. De acuerdo a esta resolución, se considera a los pacientes con índice de masa corporal (IMC) mayor a 35 como grupo de riesgo (ver infografía). Y quienes están en este grupo pueden obtener la licencia para hacer teletrabajo.

Hubo muchas provincias que no adhirieron a ese decreto pero San Juan sí lo hizo y las personas con obesidad se incluyeron al listado de personas mayores de 60 años, las que tienen enfermedades respiratorias o cardiovasculares y las que tienen afecciones como diabetes quienes presentan mayores riesgos en caso de contagio. De la mano de eso, San Juan ya reactivó programas que tienen como fin contribuir y mejorar la salud nutricional sobre todo de niños, niñas y adolescentes a través de planes de promoción y regulación de una alimentación y un estilo de vida saludable.

Desde el área Nutrición del Ministerio de Salud Pública reconocieron que sí hubo un alto crecimiento de sobrepeso y obesidad en pandemia debido al sedentarismo por el aislamiento pero no brindaron índices oficiales, sólo se basaron en encuestas telefónicas y en sondeos con pacientes actuales quienes reconocieron "un aumento en los valores" desde marzo a esta fecha.

"Si bien se considera factor de riesgo de Covid a las personas con obesidad que presentan un IMC mayor a 35, es importante que quienes tengan un valor mayor a 25 se hagan tratar desde ahora para bajar el índice. En pandemia la gente modificó los hábitos, se acercó más a la tecnología y se alejó de la actividad física, eso llevó a esto", comentó Érica García, jefa de Nutrición de la cartera provincial.

Ahora, a pesar de estar incluida en el decreto nacional, ¿por qué no se hace tanto hincapié en la obesidad como factor de riesgo de Covid-19? García manifestó su parecer: "La obesidad muchas veces no está vista como una enfermedad. Es una enfermedad crónica no transmisible nueva que recién ahora se está tratando como tal. Antes era consecuencia de otra patología pero ahora la obesidad es una comorbilidad como todas las demás", manifestó. Y eso hace referencia a que muchas veces se informan los fallecimientos por Covid-19 a causa de diabetes, por ejemplo, que quizás va acompañada de un grado de obesidad.

Según estudios internacionales, como el publicado el 26 de agosto en "Obesity Reviews", un equipo internacional de investigadores reunió datos de decenas de artículos revisados por pares que incluyeron a 399 mil pacientes. De allí determinaron que las patologías físicas que hacen que las personas con obesidad sean vulnerables al Covid-19 severo comienzan con la mecánica: la grasa abdominal empuja hacia arriba el diafragma, lo que hace que ese músculo comprima los pulmones y restrinja el flujo de aire. Este volumen pulmonar reducido conduce al colapso de las vías respiratorias en los lóbulos inferiores de los pulmones, donde llega más sangre para la oxigenación que en los lóbulos superiores. "Si ya se comienza con esta dificultad, empeorará más rápido", explica en el artículo Anne Dixon, una médica científica que estudia la obesidad y las enfermedades pulmonares en la Universidad de Vermont. Esa "puede ser una de las razones del impacto devastador del coronavirus en los Estados Unidos, donde el 40% de los adultos son obesos".

Además, otros problemas agravan estos problemas mecánicos. Para empezar, la sangre de las personas con obesidad tiene una mayor tendencia a coagularse, un riesgo especialmente grave durante una infección que, cuando es grave, salpica de forma independiente los pequeños vasos de los pulmones con coágulos.

Lo cierto es que en San Juan si bien las autoridades no catalogan a la obesidad como factor de alto riesgo, ayer se reunieron en una mesa interministerial para acordar los programas que se activarán. Eso incluye la educación alimentaria y nutricional y la promoción de actividades físicas (ver aparte), con el fin de bajar índices de sobrepeso y obesidad. Ambas vienen en arduo crecimiento y al ser considerada una comorbilidad, agrava mucho más esa preocupación.

  • La iniciativa oficial

En la reunión interministerial desarrollada ayer se acordó un programa que apunta a fortalecer la educación alimentaria y nutricional y de actividad física, a fin de instalar capacidades de reflexión y acción preventiva frente a la epidemia de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes. Además busca sensibilizar e informar a la comunidad sobre hábitos más saludables. Un tercer punto es promover una adecuada calidad nutricional en los programas con componente alimentario, e incentivar sistemas alimentarios sostenibles.

Y por último, promover políticas a nivel nacional y subnacional que regulen los entornos y los productos para facilitar el cumplimiento de las pautas nutricionales y la promoción de la actividad física, basadas en los mejores estándares regulatorios internacionales.

Crecimiento

74  por ciento aumentó la obesidad en el país entre los años 2005 y 2018, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año 2018.

Proporción

60  por ciento de la población adulta de Argentina tiene sobrepeso u obesidad. En niños, el 40%, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud.