No les hizo falta ser presentados. Ni bien el primero asomó el hocico por la puerta de la carpa que funcionó como vestuario, comenzaron los gritos y aplausos que taparon la voz de la locutora. El público, principalmente integrando por niños, se tiró sobre las sogas negras que intentaban dejar aislada la alfombra roja para tocar aunque sea un pelo de las estrellas. Así, a pesar de que no cantaron, los perros que desfilaron por Peatonal Rivadavia ayer, en el Día del Animal, se asemejaron a verdaderas estrellas de rock.

La ansiedad no permitió que el público esperara el inicio del desfile. Detrás de bambalinas había un tumulto de gente que se chocaba para sacarles fotos a los protagonistas. El furor fue tal, que los organizadores tuvieron que pedirles a los fans que se ubicaran al lado de la alfombra porque iba a comenzar el show.

Bastó la salida de Nano, la primera mascota que hizo su pasada, para que la platea se desordenara. Los niños se colaron en la pasarela para acariciar al perro Gran Danés. El caos fue tal que, a mitad del desfile, gente del municipio de la Capital (a cargo del evento) tuvo que ponerse en el papel de guardaespaldas para solicitarles a los chicos, y no tan chicos, que volvieran a su lugar y dejaran paso a los modelos.

Las cámaras se disparaban sin parar. Y se escucharon varios “Feliz día”, entre quienes se peleaban por tocar a los perros. Las mascotas, por su parte, se pusieron a la altura de las circunstancias: recorrieron la alfombra sin salirse de los bordes, no emitieron un solo ladrido y hasta hubo quienes mostraron su gracia haciendo lo que les solicitaban. Como fue el caso del otro Gran Danés estrella, Tito, que les dio la pata a los niños y se paró sobre los hombros de su dueño al final de la pasarela; y del Collie Duke, que se sentó mostrando toda su cabellera brillante.

Al final, todos se fueron contentos. Los perros recibieron una marea de cariños; muchas personas del público se llevaron regalos como pases de peluquería, consultas gratis al veterinario y hasta vales de 100 pesos para sus mascotas; y los alumnos de las escuelas Rivadavia y Merceditas de San Martín, que integraron las primeras filas de la tribuna improvisada, aprendieron de un modo muy divertido la importancia de cuidar los animales.