Y desde entonces empezó a armarse la impresionante maquinaria que terminó brillantemente con el show de anoche en el Autódromo.

El primer fuerte tras ese anuncio sucedió en agosto pasado, cuando el guión tomó forma definitivamente y las autoridades adelantaron que el espectáculo iba a ser una comedia, un género nunca antes usado en la celebración. En noviembre hicieron la convocatoria a los artistas y hubo tanta expectativa, que en dos semanas recibieron 1.146 solicitudes de inscripción, un 27% más que el registro máximo alcanzado en 2007 y un 43% más que el promedio de los últimos tres años, que fue de 800. A fines de noviembre, en tanto, se hizo el casting para seleccionar a los 320 artistas, en largas jornadas que se llevaron a cabo en el Centro Cultural Amadeo Conte Grand.

Los primeros días de enero comenzaron a ensayar para el show final. Lo hicieron de lunes a viernes, tres horas por día y en el Predio Ferial. Fueron 90 horas de práctica en ese lugar, que tenía la escenografía pintada en el suelo. Luego, los ensayos comenzaron a hacerse en el Autódromo. Allí se montó el escenario de 2.500 metros cuadrados, que representó una bodega. La escenografía estuvo enmarcada por la cordillera, con gamelas, barricas y una cuba. Se montó una torre de enfriamiento (antiguamente usada en la elaboración del vino), por el que cayó agua y bailaron los artistas. El escenario se armó a un metro de altura de los pies todos esos grandes elementos con un material traído desde Europa y que se está utilizando para armar los escenarios más importantes del mundo. Previamente, para llevar estas moles escenográficas, como un tanque de 6 metros de diámetro y 4 de altura, de 9.800 kilos o la famosa torre de 12 metros de altura y 4 de ancho, se realizó un operativo especial de traslado, desde la metalúrgica donde se construyeron.

En cuanto a la otra parte del espectáculo, para confeccionar el vestuario de los personajes trabajaron 20 personas en distintos talleres y confeccionaron 1.200 trajes. El encargado de diseño, Carlos Sisterna, ideó 100 diseños diferentes que se combinaron de diversas maneras y se transforman en los cientos de trajes que usaron los artistas. La confección total demandó unos 4.000 metros de tela.

Los elementos de utilería, a su vez, fueron aproximadamente 1.200 y para las creaciones usaron desde materiales ostentosos hasta cartón y papel higiénico.

Para el audio, los musicalizadores grabaron sonidos de distintos objetos, desde piedras en una bandeja de pizza, copones y hasta estornudos. Todo fue un aceitado mecanismo que funcionó a la perfección.