�Esta movida del Papa es arriesgada, osada, inesperada y puede agregársele cualquier otro adjetivo calificativo, pero no improvisada. Todo lo contrario, requirió de un meditado y cuidado proceso de gestación. La idea de poner cara a cara a Peres y Abbas comenzó a gestarse en junio de 2013, tras una entrevista concedida por el Papa al periodista israelí Henrique Cymerman y que gestionó el rabino argentino Abraham Skorka, amigo de Jorge Bergoglio. En un almuerzo que compartió después con ellos, Francisco le preguntó a Cymerman qué podía hacer por Medio Oriente y el periodista le respondió: ‘en primer lugar visitar la zona, para lanzar un mensaje importante‘. El Papa le devolvió la pelota: ¿tú me ayudas?‘, replicó. Desde ahí se repitieron las reuniones y los llamados telefónicos, mientras Cymerman recurrió a sus excelentes contactos con autoridades palestinas e israelíes para que formalizaran la invitación al Papa para visitar Israel y Palestina, además de Jordania. Fue el primer paso. 
El viaje finalmente se concretó y en vuelo hacia la primera escala en Amman, Francisco volvió a sorprender al periodista, al decirle: ‘Henrique, tiene carta blanca, vamos a hacerlo en el Vaticano‘. Cymerman aseguró que ‘Francisco no evita retos, no le teme al fracaso, avanza con su verdad‘ e intentó explicar cuál es a su entender la intención del Papa al convocar a Peres y Abbas a rezar en el Vaticano. ‘El Papa está decidido a hacer esta oración. Él la llama así, pero obviamente tiene un cierto contenido político: aunque nadie piensa que al día siguiente se va a firmar la paz, esto lo que pretende es cambiar la atmósfera tremenda, gris, que existe entre las dos partes y yo creo que es un guiño a la opinión pública de ambos lados, es decirles: ’Señores, es posible’‘, aseveró.