En medio de una geografía agreste y desértica, un grupo de obreros encarará una obra compleja pero tan necesaria como urgente. Se trata de la reparación del acueducto que abastece a Bermejo y que fue arrasado en partes por una creciente, por lo que las 187 familias del lugar no tiene agua de red y sobreviven porque la Municipalidad de Caucete les envía camiones cisterna tres veces por semana. Los trabajos previos ya comenzaron y quieren terminar la obra en menos de 30 días, justo antes de las fiestas por San Expedito.
De acuerdo a Cristian Andino, presidente de OSSE, la obra costará $1.009.751,14 y será compleja por las características del terreno. Para empezar, como acceder hoy a la zona no es posible sino a lomo de caballo, empezaron a abrir un camino desde Bermejo hasta Nikizanga, separados por 22 kilómetros. En ese oasis que es Nikizanga está la vertiente que abastece a su pueblo vecino y cuyas características la hacen potable. ‘Las dificultades más importantes que afronta la obra es que el acueducto está en medio del campo. Abrir el camino es fundamental para poder acceder con la maquinaria y empezar a desplazar equipos, grupos electrógenos y combustible. Como es una obra en la que corremos contra el tiempo, es que se evalúa la posibilidad de montar un campamento para trabajar más horas por día y para evitar el largo traslado del personal’, expresó Andino.
La correntada no dejó cañería en tramos por un total de 3 kilómetros, mientras que otros 1.000 metros del tubo requerirán reparación. En la planta de Nikizanga, además, harán limpieza de filtros, reparación de la cámara y un cierre perimetral.
Por otro lado, los fondos para reparar el acueducto son aportados por la Provincia y como se trató de un caso de emergencia, apelaron a un recurso legal para evitar la licitación: hicieron cotejo de precios y le adjudicaron la obra a la empresa Federico Hnos. El plazo de ejecución es de 30 días.
GRAVE CRISIS
El pasado 19 de febrero, una creciente arrasó con parte del acueducto y sumió a Bermejo en la crisis más grave en 14 años. Por eso, las familias volvieron a hacer fila en la pileta pública del lugar para obtener su ración de 200 litros cada dos días, a la vez que una vez que pudieron llenar un tanque en la escuela y pedirle a cada alumno que lleve una botella de agua, arrancaron las clases.

