Fue desarrollado después que el violín y el violoncello y ciertas fallas de fabricación lo relegaron a permanecer como parte de las orquestas, sin protagonismo alguno. Incluso los grandes compositores de música clásica nunca escribieron una obra para contrabajo.

Algunos creen que es un instrumento que “solo hace ruido”, pero lo cierto es que el perfeccionamiento de los contrabajos modernos y la gran corriente de intérpretes innovadores, lo colocan en el centro de la escena, con grandes posibilidades en el ambiente musical.

Sumamente versátil puede funcionar y desarrollarse en cualquier estilo de música, del jazz al folclore, pasando por el tango y por supuesto la música académica, donde en algunos casos se logró la inclusión de una cuerda aguda más, que no se usaba antes en las obras de ese tipo.

Haciendo números, un contrabajo pesa entre 12 y 15 kilos. Pero lo que realmente da trabajo es trasladarlo: dentro de su estuche un contrabajo se convierte en un objeto de 2 metros de alto y 1, 5 metros de diámetro. Mientras que el piso necesario para adquirir un contrabajo es de 15 mil dólares.