Cuerpos que ruedan, que trepan, que vuelan, que se contorcionan. Personajes de formas extrañas que hablan un idioma inventado. Animales de ficción que se entrecruzan. Figuras geométricas que invaden el escenario. Nada es lo que parece. Nada está digerido. La siesta, el viento Zonda, los temblores, la Independencia. Todo, como si fuese un sueño extraño en el que se mezcla ficción y realidad. Esto es lo que se pudo ver en el espectáculo central que se realizó en el autódromo, después de la elección de la reina de la Fiesta Nacional del Sol.
Una puesta transgresora que rozó el surrealismo, que jugó con las sensaciones y que atacó todos los sentidos. Esto es lo que la gente vio. Algo totalmente diferente a lo que se hizo en las ediciones anteriores. Lo distinto no sólo fue la puesta en escena. La música estuvo en sintonía con lo que entraba por los ojos. Percusión, acordes extraños, voces celestiales, risas diabólicas. Todo en un mismo paquete, mediante el que se contó cómo San Juan logró la Independencia, cómo azota el viento Zonda y cómo son las siestas. Una historia impregnada de patriotismo.
Desde un comienzo la puesta fue extraña. Cuerpos que treparon gigantescas estructuras metálicas y cuadradas. Personajes que narraron la historia en un idioma inventado. Y un vestuario que remitió a la mejor de las películas de ciencia ficción. La consigna fue sentir más que entender el argumento. Un estilo teatral que hasta el momento no se había usado en una fiesta popular en la provincia.
Más de 500 bailarines y actores atravesaron el escenario realizando movimientos tan geométricos como la escenografía. El cuadro alegórico al viento Zonda fue el que abrió la historia. Fue cuando las contorsiones de los cuerpos y la agonía de las voces no hicieron más que mostrar cómo pueden azotar las ráfagas infernales. Ojos gigantes que atravesaron el escenario. Ojos de siesta. Siesta sanjuanina. Ese fue otro impacto de la puesta, además de un caballo gigante que sobrevoló y desparramó agua, mientras sonaban los acordes del Himno Nacional Argentino. Todo en alusión al Bicentenario de la Patria. El pericón también tuvo su lugar en la historia y hasta el tema institucional de la fiesta, interpretado por Mili Yancante y Daniel Ahún.
Hubo muchos aplausos y lágrimas, aún cuando la gente tuvo que mirar con atención, masticar el argumento y dejarse llevar por el impacto visual. De toda la puesta, lo más impactante fue la esfera gigante que descendió del cielo con personas que colgaban de ella mientras una mujer cantaba el Aurora. Acrobacia, efectos de clown y un despliegue actoral de primera línea, dejó a los sanjuaninos con la boca abierta y emocionados.