“¿Qué va a pasar cuando Julio no esté?”. La pregunta del millón en el fútbol argentino ya comenzó a responderse. La AFA, otrora aliada de fierro de Joseph Blatter y su antecesor, Joao Havelange, le sacó el respaldo al suizo y votó por el jordano, Ali bin Al Hussein. Grondona, cuya palabra también era ley en la Conmebol, no hubiera permitido esto y mucho menos que la Confederación de esta parte del continente se fractura como ocurrió ayer en Zurich, pues Brasil y Ecuador apoyaron al Blatter, y el resto hizo lo acordado: a favor del príncipe. Con Don Julio en el sillón de calle Viamonte no se hubiera escuchado decir a un Rodolfo D’Onofrio eso que “queremos un cambio”. El mismo cambio que ahora reclama la AFA en la FIFA, pero no en la entidad mayor de nuestro país. Suena, como mínimo, particular. Hoy se estima que Blatter pasará la primera factura a los que no lo apoyaron y así Sudamérica perderá la media plaza (repechaje) a manos de Oceanía, continente que, salvo Australia, sufragó por el quinto mandato de Josep. Blatter lo escuchó muy bien cuando en 1998, Grondona le dijo “Josep, ganás la FIFA tentando a África y Asia”. A lo Julio, se mantiene en el torno máximo con apenas 79 años.