� 1- Precios: Los entrevistados dijeron que depende de cada marca cuánto se gasta en una inversión de estas dimensiones. Nunca el gasto será menor a 10 mil dólares. Incluso se paga por adelantado a la firma para que comience el negocio. Después se agregan los gastos del local. En algunas oportunidades puede que le determinen la arquitecta que deben contratar y hasta deben pagar por los viáticos de los empresarios que vienen desde otra provincia a realizar auditorías en el local nuevo.
2- Socios: En todos los casos comenzaron con un socio. Es que resulta sumamente complicado si no afrontar lo que vendrá en gasto y tiempo. Hay casos donde después uno le compró la parte al otro representante y quedó solo. Sin embargo estar solo desde un principio no es lo mejor. Poner una franquicia implica viajar y debatir muchos temas por lo que afrontarlo solo puede resultar imposible.
3- Innovar: Al consultar por el servicio que contrata la mayoría contestan que lo eligen por ser originales. En este caso prefieren jugársela por algo que no está todavía en la provincia, por considerar que de esta manera tendrán el éxito asegurado.
4- Comodidad: Si bien quien contrata la marca puede ser la primera vez que pone un negocio, la franquicia no. Detrás de esa firma hay años de trabajos y varios locales instalados. Por lo que ya probaron cuáles son los mejores ingredientes y hasta las mejores vajillas para atraer al público y lograr que se quede conforme. Con esto se ahorra tiempo y se consiguen evitar errores que uno puede provocar por principiante.