Por Eugenia Méndez Sottile

Para lograr el bienestar general es importante considerar la forma de relacionarse con la gente.
Siempre digo que vivimos en una sociedad de ‘falso contacto’, donde nos olvidamos de la importancia del relacionarnos ‘construyendo con el otro’: un vecino, el quiosquero, y por qué no dentro de nuestro hogar. ¿Alguna vez se preguntaron cuántos minutos reales le dedicamos a las personas que son importantes para nosotros?
La sociabilización atenúa los efectos nocivos del estrés, expresamos ciertas emociones, pedimos consejos, compartimos un proyecto e inclusive una desilusión.
Siempre decimos que calidad no es igual a cantidad, porque aunque nos relacionemos con pocas personas los efectos son positivos para nuestra salud. El sostén social nos permite pensar distintas soluciones, nos flexibiliza, y nos enseña diversos roles para nuestro bienestar.
Observar la manera que tenemos de pensar y rever nuestras creencias puede ayudarnos a solucionar algún problema que nos aqueja.
Realizar ejercicio, expresar lo que nos sucede, planificar, establecer estrategias para alcanzar proyectos, estar en contacto con la naturaleza, con los afectos, dedicarnos tiempo al tomar un baño, masajearnos distintas partes del cuerpo, favorecen el manejo del estrés y nos ayuda a mantener un mejor equilibrio en nuestra vida.