* Se puede comenzar el almuerzo o la cena con un plato de caldo o de sopa de verduras con una cucharadita de salvado de trigo o avena, germen de trigo o levadura de cerveza.<BF>

* Consumir 2,5 a 3 litros de líquidos al día: agua, soda, jugos o gaseosa light, amargos serranos sin azúcar, caldos naturales, infusiones. Beber esta cantidad a lo largo del día.

* Una buena estrategia es consumir antes de almuerzo y cena una taza de caldo natural de verduras o sopitas light.

* Reemplazar el alto consumo de carnes rojas por pescado, lo ideal sería al menos dos veces a la semana: merluza, pejerrey, atún o caballa al natural. Elegir carnes magras: peceto, cuadril, cuadrada. hay que quitarles la grasa visible, pollo sin piel (pechuga).

* Sazonar bien las comidas con ajo, perejil, romero, laurel, orégano, limón, etc, para utilizar la menor cantidad de aceite posible.

* Masticar detenidamente, comer en un entorno tranquilo, para facilitar la digestión y dar mas saciedad.

* Los platos típicos de invierno aportan muchas calorías como: guisos, pastas, estofados, etc. Pueden consumirse preparándolos con carnes magras, sin frituras ni exceso de aceite y sin vísceras o embutidos.

* Dividir el plato principal por la mitad, eso consumir de la comida del día y acompáñarlo con un plato hondo de ensalada cruda con vegetales combinados a gusto para lograr saciedad.

* Beber líquidos antes y durante las comidas.

Es clave realizar las cuatro comidas principales y dos colaciones, a media mañana y media tarde, esto evitará “juntar hambre” para la próxima comida, lo que lleva a comer en forma desmesurada.

Estos consejos son generales. Deben ser ajustados y personalizados a las condiciones particulares por un profesional nutricionista quien tiene la misión de guiar, educar, dar pautas y técnicas para la alimentación que más convenga al paciente, dice la nutricionista Ivana Oliveros.