Algunos lo llaman el guía silencioso. Se encarga de acompañar a las personas con sordera para ayudarlas a hacer trámites y servirles de intérprete. Se trata de Diego Ojeda, sordo de nacimiento, que pese a las limitaciones de comunicación, consiguió trabajo. Lo mismo lograron Laura Bravo y Emanuel Villordo, a quienes su discapacidad auditiva no les impidió trabajar en relación de dependencia. Hoy se conmemora el Día Internacional de la Personas Sordas, y ellos lo festejarán trabajando.

"Muchos asocian la sordera con una discapacidad mental, pero no tiene nada que ver. Soy sordo, pero sé leer, escribir y entender todo. Por eso luché para romper esas barreras y que nos consideren personas aptas para trabajar. Nuestra gran limitación es la dificultad para comunicarnos con las personas oyentes, pero esa barrera también se está rompiendo. Esto se debe a que más personas sin ninguna discapacidad están aprendiendo el lenguaje de señas", dijo Diego.

Este hombre, de 35 años, trabaja en el área de Discapacidad de la Municipalidad de Rawson. Ingresó hace 3 años, y con un objetivo preestablecido. En su primer día de trabajo le propuso a las autoridades municipales enseñarle gratis a los empleados del lugar la lengua de señas. Desde entonces, intercala su trabajo con el dictado de clases.

Emanuel Villordo es sordomudo. Pero se hizo escuchar. Una mañana, junto a otros chicos sordos, participó de un desayuno con el gobernador José Luis Gioja, en la Casa de Gobierno. Durante el evento dijo que quería hablar en nombre de todos. Mediante un intérprete le contó al mandatario que siempre quiso trabajar de manera formal y por un sueldo a cambio. Pero que nunca lo logró, a pesar de tener hasta los estudios secundarios completos. Y la charla tuvo resultados positivos. Desde hace 3 meses trabaja en la oficina de Atención al Público en la Casa de Gobierno. "Lo que más me costó al principio es lograr que las personas se acostumbraran a hablarme de frente y de una a la vez para poder leerle los labios. Igual es sorprendente como ha crecido la cantidad de gente que sin necesidad y por voluntad propia ha aprendido a hablar con señas, dijo este joven de 27 años.

Laura Bravo, tiene 21 años y con discapacidad auditiva de nacimiento, también trabaja en Atención al Público, en la Casa de Gobierno. Junto a Emanuel se encarga de leer las cartas que la gente le envía al Gobernador para pedirle ayuda. "Este trabajo me encanta porque estoy al tanto de la problemática de la gente y de ser un intermediario para ayudarla’, dijo la joven.