Tanto las salas de exposición, como el depósito de obras y la sala de restauración poseen un sistema inteligente contra incendios. Funciona con un equipo que aspira el aire y lo monitorea permanentemente. Tiene 3 niveles de alarma. El primero detecta cambios en el clima. El segundo detecta, por ejemplo, el humo emanado de un cigarrillo. El tercero se enciende cuando hay un incendio e inmediatamente activa el sistema de extinción. Este, en vez de expulsar agua, despide un gas especial llamado FM 200, que no daña la pintura de los cuadros, ni es nocivo para las personas que se encuentren en el lugar. En el resto de las salas también funciona el sistema de detección. La diferencia es que el fuego no se extingue con el gas, sino con un sistema hidrante y matafuegos, que están distribuidos a lo largo de todo el edificio.
