Nació con 7 meses. Pesó poco más de un kilo y medio. Pasó sus primeros meses internado y a los siete meses, tuvo una complicada operación que puso en riesgo su vida, pero salió. Como sale festejando cada vez que hace un gol. Se trata de Jeremías Montaño, un pequeño de 12 años que nació con Síndrome de Down, pero que no se pone límites y que se da el gusto de practicar el deporte que ama: el fútbol.
Hace tres años comenzó en la Escuelita de Fútbol de VILO que tiene su sede en el Camping del Banco Hipotecario en Rivadavia. El chico viene de una familia futbolera y muestra un talento digno de destacar. ‘Lo ponen de delantero y cada vez que hace un gol, lo festeja como si ganara un campeonato’, cuenta su papá Mario. Y sí, Jeremías sabe lo que es ganar campeonatos porque ya ganó varios trofeos en su vida. Como cuando tuvo una riesgosa operación con apenas 7 meses de vida por una cardiopatía que lo tenía a mal traer, pero que por fortuna terminó siendo exitosa. ‘Para nosotros Jeremías es una bendición de Dios. La fuerza que puso desde pequeño para vivir fue increíble’, sigue relatando su papá. Al hombre se lo nota emocionado a la hora de referirse a su ‘campeón’. Mario junto a su esposa Marisa, tienen además de Jere, dos hijos más pequeños, el hombre se quedó sin trabajo hace pocos meses y vive de changas siendo albañil, igual, a pesar de todos los problemas, Mario sabe que ya pasó por problemas mayores y hoy, son sus hijos quien le dan la fuerza para seguir. ‘Con lo poco o mucho que puedo tener, le doy lo mejor a Jere. Va a fútbol, pero si quisiera ir a folklore, karate o lo que fuera, haría hasta lo imposible por cumplirle sus deseos’, cuenta.
Jeremías, fanático de River y Villa Obrera, se encuentra en el Sexto Grado del Colegio San Francisco de Asís. Allí, estudia a la par de sus compañeros sin ningún tipo de distinción. Charlatán y amigable, Jere no repitió nunca gracias a sus excelentes calificaciones.
En el fútbol Jeremías encontró su pasión. Su talento impresiona a todos quienes lo ven. Sabe que nada lo distingue de los demás. El sueña con llegar a ser como su ídolo de la vereda contraria: Carlos Tévez y ganar muchos campeonatos. Lo que no sabe Jeremías es que ya ganó y lo hizo con su corazón de crack.

