Los hombres de sombrero, pañuelo en cuello y espuelas se mezclaban ayer con personas de remera. Y adelante de ellos un carro con caballo blanco era el encargado de llevar los restos de Octavio Salinas, el primer tropillero de San Juan, según coincidían los gauchos que estaban en su velatorio en Rawson. Su tropilla, que cuenta con más de 70 caballos, también estaba en la fila del cortejo fúnebre y era cuidada por unos 40 jinetes a cargo de guiarlos por el camino. Otras carretas con familiares y amigos también estaban en la fila. Este tipo de homenajes a los fallecidos se realizaba normalmente hace más de 60 años y en especial en el campo. Los servicios funerarios no habían proliferado y la gente usaba sus propios vehículos para trasladar a sus muertos.

A sus 60 años falleció Octavio Salinas, quien criaba tropillas de caballos que amansaba desde chico. El, junto a sus animales, participó de muchos eventos folclóricos dentro y fuera de la provincia. "Hasta sus últimos días él fue a visitar a sus animales", comentó Ernesto Frau, amigo de la familia.

Más de 160 personas eran las que formaban fila para plegarse al cortejo. Se veían motos, autos, una gran cantidad de caballos que esperaban en el corral para ser arreados y unas 10 carretas para amigos del gaucho. Es que el hombre fue muy querido por personas del ambiente gaucho y por otras ajenas a ese círculo. El destino del cortejo era el cementerio de Las Chacritas, donde los familiares ayer tarde tenían pensado dar sus últimas palabras para despedir a Octavio. El cáncer es el que le quitó la vida a Octavio Salinas. Y la tradición hizo que este cortejo fúnebre no fuera común.