‘En el día de los 98 años que cumple nuestro querido departamento de 9 de Julio, agradezco el haberme distinguido. La vida es muy curiosa. Yo, Epifania Adelaida Páez de Ortiz, soy unos meses mayor que usted, señor 9 de Julio. Nací el 7 de abril de 1913‘. Así empieza la nota de agradecimiento que había escrito de puño y letra la mujer que los nuevejulinos conocieron como La Abuela. Estaba contenta porque le iban a entregar una placa por haber crecido a la par del departamento y hasta había ido a la peluquería para prepararse. Pero hace 3 días falleció. Por eso, hoy, su hijo Martín Ortiz recibirá el reconocimiento en su nombre.

A pesar de estar cerca del centenar de años, Adelaida conservaba intacta su memoria. Ella le contó a Eliana Medina, una de sus vecinas, que la mayor parte de su vida vivió sobre la calle conocida como ‘La Callecita‘ y que desde muy pequeña trabajó en el campo con sus padres. Además les narraba a sus nietos y amigos cómo había crecido el departamento desde su nacimiento.

Lo que más le llamaba la atención eran los avances del transporte. Quizá, porque su marido, también nuevejulino, fue un trabajador del ferrocarril y llegó tan alto que tuvo que mudarse para cumplir funciones en Buenos Aires, donde la pareja y sus 5 hijos vivieron en la década del ‘70.

Adelaida había dedicado un sector de sus escritos de agradecimiento a recordar cómo viajaba cuando era niña. ‘El transporte que nos permitía llegar a todos los lugares eran los caballos, sulkys y carros. Había una idea de colectivo llamado El Abuelo, porque sus propietarios eran mayores. Consistía en un vehículo con dos asientos largos a los costados. Era simpático y cómico, porque los pasajeros se ayudaban entre ellos para bajar muy rápidamente, porque el colectivo no frenaba nunca en los lugares que la gente le pedía‘, escribió la mujer para contar cómo llegaba a la escuela en la que estudió lo que ella denominaba ‘el arte del telar‘.

Por cuestiones de salud, Adelaida terminó viviendo en ‘la vereda de enfrente, en Santa Lucía‘, según escribió. Pero siempre tuvo su corazón en 9 de Julio ‘que cambió junto conmigo‘, reflexionó justo antes de fallecer, para despedirse de sus raíces.