Mujica atribuyó a su pasado como guerrillero a su forma de expresarse en los dichos contra la presidenta. ‘No podemos evitar que nuestro hablar corriente sea áspero‘, porque ‘durante muchos años pasamos por cuarteles‘ y ‘había que comunicarse adoptándose‘. Por eso, ‘reinaban sobrenombres como mono, lagarto, tuerto, rengo‘.