La casa de Norma es una de las más visitadas en Rawson por gente que ni siquiera conoce, y que acude a su buena voluntad en busca de alivio. Esta mujer dijo que lo curioso es que todas las personas la visitan para que les "cure" algún mal, pero ninguna para aprender este ritual. Ellas, y otras mujeres que lo hacen, afirmaron que la curación de palabra sobrevivió a los avances de la medicina, pero está decayendo por la falta de fe. Dicen que hoy, Viernes Santo, se puede aprender a curar.

"Creo que mucha gente dejó de creer en Dios y, por lo tanto, de interesarse en aprender a curar el empacho, la ojeadura y otros males por su intermedio. Cada año, menos personas me piden que les enseñe a curar, y eso me da mucha pena", sostuvo Norma, que aprendió el ritual de manos de su abuela, hace más de 30 años. Cura paperas, quemaduras y empacho.

Las prácticas de curación o sanación se trasmiten de generación en generación, en forma oral y a las personas que creen en Dios. El alivio de las diferentes dolencias se hace a través de métodos distintos pero que tienen dos coincidencia: todos incluyen una oración al Señor o a la Virgen y se enseñan sólo el Viernes Santo.

Un grupo de mujeres que todavía realizan esta práctica y que fue consultado por DIARIO DE CUYO, aseguró no saber por qué la cura de palabra se enseña en esta fecha, aunque se supone que tiene que ver con el dolor que sufrió Jesús al ser crucificado y a su amor desinteresado hacia el prójimo.

Durante las 24 horas de este día, los interesados en aprender, tienen la posibilidad de memorizar las palabras y técnicas que "curan las dolencias". Deben estudiarlas a solas y sin que nadie escuche.

Pero esto no es suficiente ni definitivo para comenzar con la práctica de la "curación". "Si la persona no cree que es capaz de aliviar el dolor de otro o que no aprendió correctamente cómo hacerlo, no debe intentar sanarlo porque no será efectivo y además, destruirá el don de quien le enseñó. Creo que la falta de fe en uno mismo es lo que también está llevando a que se pierda la tradición de curar de palabra", afirmó Adelina que trata el dolor de cabeza, la ojeadura, el empacho y las anginas.

Lo mismo opinó Teresa, otra mujer que comparte su labor de ama de casa y comerciante, con el de practicar estos rituales, y sin recibir nada a cambio. Dijo que espera que hoy mucha gente le pida que le enseñé a curar, tal como ocurría hace varios años. La mujer contó que antes, un par de días previos al Viernes Santo, ya comenzaba a escribir los métodos y oraciones de las curaciones en papelitos para repartir entre los interesados en aprender. Eran tantos que no le daban tiempo de enseñarles personalmente a cada uno. "Ya no hay tanto interés por aprender, pero creo que, a pesar de esto, el ritual de las curaciones de palabra, no va a desaparecer nunca. Si bien hay menos gente que lo practica, también es cierto que nunca disminuyó la cantidad de personas que piden ser aliviadas", sostuvo Teresa.

Estas mujeres contaron que comenzaron aliviar a sus familiares y amigos, pero que con el correr del tiempo su ayuda se hizo extensiva a sus vecinos. Hoy, asisten a gente que no conocen, que viene de otros barrios y en cualquier día y horario, porque las reciben hasta en los días feriados, excepto el Viernes Santo ya que sólo se dedican a transmitir su sapienza. Dicen que lo hacen sin pedir nada a cambio y que sólo piden que asuman la "misión con responsabilidad".