*La Navidad es una fiesta cargada de simbolismos. Si bien muchas familias no lo respetan, se supone que el árbol debería tener
entre 21 y 28 adornos esféricos, dependiendo de la cantidad de días que ese año tenga el Adviento, que marca el inicio del año litúrgico cristiano y comprende los cuatro domingos anteriores al 25 de diciembre.
*Para los más creyentes, las esferas que se colocan representan los rezos que se hacen durante el período del Adviento y sus colores tienen un simbolismo también, que nada tiene que ver con las tendencias o las modas. Por ejemplo, las rojas responden a las peticiones que se hacen a Dios; las plateadas se colocan en señal de agradecimiento; las doradas son alabanza y las azules, simbolizan el arrepentimiento.
Hay que colocar diariamente cada esfera acompañándola de una oración o un propósito, mientras que la estrella -que tiene su lugar de privilegio en la punta del árbol- se debe situar recién en la Nochebuena, en recuerdo del astro que guió a los Reyes Magos hasta Belén. La estrella fundamentalmente representa la fe que debe orientar la vida del cristiano.
*Se dice que el término Navidad proviene del latín "Nativitas" y significa nacimiento. Sin embargo, la tradición de adosarle al árbol el pesebre con el momento del nacimiento de Jesús se remonta al año 1223. Cuentan que fue en la villa italiana de Greccio, donde San Francisco de Asís reunió a los vecinos para celebrar la misa de medianoche, alrededor, justamente, de un pesebre con un Niño moldeado por sus propias manos. Aquella noche se cantaron alabanzas y en el momento más solemne de la misa, la figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís. El milagro se había producido ante la vista de todos, y desde entonces la fama de los nacimientos y su costumbre se extendió por todo el mundo.