Fueron pocos minutos los que tardaron en sacar el altar del atrio de la Catedral y todos los elementos que se utilizan para la celebración de la misa, y transformar ese espacio en un enorme escenario. Las luces de colores se encendieron y los actores aparecieron en escena poco después que el sacerdote se despidiera a los fieles. Y en un abrir y cerrar de ojos, la entrada principal de la Catedral se transformó en un verdadero musical. Todo, para representar el nacimiento del Niño Jesús. Esto sucedió anoche, cuando se llevó a cabo otra edición del Belén Viviente que organizan todos los 25 de diciembre, los jóvenes y niños de la Acción Católica.

Hasta la Virgen María hizo una coreografía acompañada por José y su prima Isabel. Los ángeles, con túnicas blancas y enormes alas plateadas, no se quedaron atrás. Así, la gente que se quedó a observar el espectáculo aplaudió con emoción la representación de cada acto. Esto, a pesar que en la mitad del Belén hubo un desperfecto técnico que hizo que se cortara el sonido. Igual el público hizo el aguante y aplaudió hasta que se retomó la puesta en escena.

Alrededor de 40 niños y jóvenes fueron los responsables de este musical que llenó de alegría toda la calle Mendoza, que cortaron para trasformar en platea. Los más entusiasmados fueron los chicos que se acomodaron en primera fila para ver toda la presentación, que se extendió casi hasta la media noche.

Este año el Belén Viviente contó con un agregado más. Pantallas gigantes para que nadie se perdiera un solo detalle del espectáculo. La escenografía se montó en el atrio de la Catedral, donde antes de llevar a cabo la representación, se celebró la tradicional misa de Navidad con cientos de fieles que se apostaron en la calle y hasta se acomodaron en la plaza 25 de Mayo para ver mejor.